nueva york - Joaquín Guzmán Loera, conocido como el Chapo Guzmán, se sentó ayer en el banquillo de los acusados en un juicio que arrancó entre fuertes medidas de seguridad en la ciudad estadounidense de Nueva York, especialmente en los alrededores del puente de Brooklyn.

Para el acusado, el Gobierno de EEUU pide cadena perpetua por cargos de narcotráfico, con el que habría generado ilícitamente más de 14.000 millones de dólares, unos 12.300 millones de euros. La acusación le describe como el mayor criminal del siglo XXI, para lo que se recopilaron cientos de miles de documentos, fotografías y grabaciones que se presentarán durante los cuatro meses que se espera dure el juicio, que se ha aplazado en varias ocasiones.

Tras casi dos años de haber sido extraditado a EEUU, el Chapo, presunto líder del cartel de Sinaloa, el de mayor presencia internacional, de acuerdo con la DEA, la agencia antidrogas de EEUU, así como el principal exportador de drogas a el país norteamericano, afrontó un juicio que no prevé tratar el fondo del asunto hasta el próximo 13 de noviembre, tras la selección del jurado.

Debido a la extrema seguridad, el jurado está siendo seleccionado, desde ayer, fuera de la vista del público y ante sólo cinco periodistas, y un gran número de agentes custodiaron el edificio, al mismo tiempo que unidades caninas llegaron hasta la sala del tribunal.

Asimismo, aunque inicialmente la cifra de posibles miembros del jurado ascendía a más de mil personas, luego se redujo a poco más de un centenar y finalmente se desconoce exactamente cuántos serán entrevistados.

Deberán ser elegidos doce jurados y seis suplentes y sus nombres, así como dónde viven y trabajan, no serán conocidos. Los miembros del juicio irán a la corte y regresarán a sus hogares custodiados, ya que se teme que aliados de Guzmán puedan atentar contra su vida. Asimismo, los nombres de testigos, antiguos colaboradores y subordinados permanecen aún en secreto.

Como reconoce el juez Brian Cogan, es un juicio que no tiene precedentes, ya que no hay muchos precedentes de acusados que hayan protagonizado producciones audiovisuales de ficción antes de comenzar el juicio, como en el caso de el Chapo. De acuerdo con el juez, este procedimiento debe asegurar los derechos del jurado a su seguridad, el de la prensa a informar y el debido proceso de ley al acusado.

Desde su extradición a Nueva York, autorizada por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, con el acuerdo de que no se le impondrá la pena de muerte, Guzmán Loera es mantenido en el ala más segura del Metropolitan Correctional Center en Manhattan.

Asimismo, su trasladado a Brooklyn para el juicio, que comenzará a tomar cuerpo el próximo martes, tiene lugar bajo extremas medidas de seguridad que incluyen un convoy de vehículos y agentes armados, así como un helicóptero que vigila el proceso, además de la seguridad en el edificio del tribunal. El puente de Brooklyn está cerrado a su paso. - Efe/D.N.