pamplona - A sus 84 años, Adolfo Eraso Romero (Estella, 1934) suma a sus espaldas más de 80 expediciones a los polos norte y sur del planeta. Es glaciólogo y ha pasado su vida investigando los glaciares y el calentamiento global, que cada vez se acelera más. Su última aventura fue hace un año cuando bajó a un pozo de agua subterránea a más de 200 metros de profundidad. Ahora, recibe el premio Francisco de Javier cuando se encuentra recuperandose de un ictus que sufrió hace cuatro meses, aunque afirma encontrarse “bastante bien”.

Lo primero, ¿cómo se encuentra?

-La verdad que me encuentro bien, no me duele nada. Puedo hacer vida normal pero, claro, la vida que llevaba antes no era muy normal (risas).

¿Qué ha supuesto para usted recibir este premio?

-Pues agradezco mucho el reconocimiento del Gobierno de Navarra, aunque yo no voy buscando estas cosas. Siempre viene bien un reconocimiento al trabajo, aunque la verdad que para mí lo que he hecho no ha sido tanto un trabajo, sino algo vocacional. He investigado lo que a mí me gusta.

¿Cuál ha sido su última expedición?

-El año pasado me llamaron espeleólogos de Vizcaya para que hiciese una exploración en un pozo vertical muy profundo que superaba los 200 metros de profundidad. Yo tenía varías investigaciones realizadas sobre cómo encontrar agua subterránea y cuál es la dirección preferente del flujo subterráneo que no se ve, para así saber a dónde va el agua que está contaminada y a qué zona va a afectar.

Ha realizado más de 80 expediciones a ambos polos del planeta, ¿cuál es la situación de los glaciares?

-Como ya se sabe, los glaciares están disminuyendo desde hace años, ahora no están como la primera vez que fui. Esto es consecuncia de los altos niveles de CO2 en la atmósfera, que hacen que el deshielo sea más fuerte. Nosotros hemos ido midiendo estos niveles y ya hace tres o cuatro años que saltó la voz de alarma, porque la situacion es preocupante.

Usted es fundador de GLACKMA y una de sus labores es el estudio de los glaciares como sensores del cambio climático, ¿en qué consiste esto exactamente?

-Hay dos tipos de glaciares: el marino y el terrestre. El primero es el mar que se congela y no tiene información, por lo que no puede saberse su antigüedad. Sin embargo, en tierra, el hielo que se forma proviene de la nieve y, claro, tiene mucho aire, que parte lo va expulsando y otra parte se queda retenido en forma de burbujas cerradas. Entonces accediendo a las burbujas se puede saber la edad de ese hielo. Además, ese aire es el que había en la atmósfera en aquel momento, por lo que permite también analizar el contenido de CO2 que había y estudiar su evolución.

Y cuáles han sido las conclusiones?

-Pues que el CO2 aumenta cada vez más deprisa. Hace unos años parecía que ese crecimiento era lento y que había algunos siglos de margen. Pero esto no es verdad, la rapidez del calentamiento global es exponencial y hace desaparecer el hielo a gran velocidad. Antes al Polo Norte se iba andando por los glaciares, ahora solo puedes llegar en barco, porque está en el agua. Allí lo que flota es un hielo espeso, potente y antiguo.

¿Qué consecuencias tiene esto para el planeta?

-Las consecuencias todavía no se saben, pero seguro que serán catastróficas para la vida. Los glaciares son necesarios y su reducción es un problema que va a afectar a la vida de muchas especies, incluida la nuestra, y seguro que de manera negativa. - U.Y.