errezil - Sepultados por la niebla, a ciegas, con dos grados centígrados, una sensación térmica bajo cero y las primeras gotas de lluvia advirtiendo de la amenaza de nieve. “No se ve nada. Está para matarse. Qué vas a hacer, si no se distingue nada”, advertía un agente de la Ertzaintza a otro, nada más llegar de reconocer la zona del siniestro. Eran las cinco de la tarde, solo habían hallado los restos mortales de una persona y la niebla había enterrado ya las esperanzas de encontrar con vida a ninguno de los dos tripulantes de la avioneta privada que se estrelló en la ladera sur del monte Ernio (1.075 metros), en una zona rocosa y escarpada , “muy inestable”, que dificultó las labores de rescate.

La aeronave, modelo Piper PA-28 Cherokee y de matrícula inglesa, quedó reducida a un amasijo de hierros y ardió en el impacto, que se produjo a unos 1.000 metros de altitud, entre la campa de Zelatun y la cima del monte Ernio. Según relató un testigo, “un vecino ha visto una avioneta volar muy bajo y dice que se ha escuchado la explosión desde el pueblo”. La mayoría, sin embargo, se enteraba por los medios de comunicación y las redes. La noticia corrió como la pólvora.

A las 18.00 horas, acechando la noche, los equipos de rescate seguían trabajando. A oscuras y entre la niebla, con la única ayuda de equipos especiales de generación de luz. “Tenemos cuatro horas de batería”, había advertido, a las 16.45 horas, uno de los miembros de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza. Justo en el momento en que salían en ayuda de los primeros compañeros que ya trabajaban arriba desde primera hora de la tarde. Apuraron hasta las 18.15, ya de noche, sin esperanza de encontrar a nadie con vida.

Los equipos de rescate se retiraron dejando un retén en la zona y han reanudado los trabajos esta misma mañana, cuando ha sido hallado el segundo tripulante.

En el país luso, de donde venía la avioneta, ya descartan que las víctimas sean de nacionalidad portuguesa, aunque todavía se desconoce si era el dueño quien pilotaba la avioneta con matrícula del Reino Unido.

Según fuentes del Departamento de Seguridad, los restos mortales hallados de uno de los tripulantes no pudieron ser evacuados ayer por el “peligro” que la operación conllevaba para los agentes de la Ertzaintza y los bomberos, aunque un forense del Instituto Vasco de Medicina Legal acudió al lugar para realizar un primer examen de los restos mortales.

Según explicó Iñaki López, el técnico coordinador de Emergencias del Gobierno Vasco, la avioneta perdió comunicación con la torre de control a las 13.10 horas, aproximadamente. Había partido a las 8.22 horas con dos ocupantes -aún se desconoce su identidad- desde el aeródromo de Tires, en la localidad portuguesa de Cascais, junto a Lisboa, y se dirigía al aeropuerto de Hondarribia, del que le separaban muy pocos kilómetros.

Su señal se perdió “en el tránsito” entre las torres de control de Bilbao y Donostia. “La última comunicación se produce con Bilbao y al no recibir respuesta, se inician las consultas por parte de la torre de control; y una vez que no logra contactar, hacia las 13.40, se pone en contacto con nosotros (el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco)”, explicó López.

imposible para el helicóptero Los primeros equipos de rescate salían en ese momento disparados hacia la zona, en el término municipal de Errezil, y “tras situar el área de búsqueda, aproximadamente a las 15.30 horas, hemos conseguido localizarlos”, avanzó el coordinador de Emergencias. En un primer momento se trasladó un helicóptero a la zona del siniestro, pero este tuvo que regresar debido a lo abrupto del terreno y las adversas condiciones meteorológicas, que empeoraron rápidamente.

Los equipos de rescate se trasladaron en todoterrenos hasta las campas de Zelatun, centro de operaciones de las labores de salvamento; y desde allí se desplazaron a pie hasta el lugar del accidente, situado “a unos 500 metros de distancia, en la ladera sur de esta cordillera”, incidió López. Hasta Zelatun se trasladaron una docena de vehículos de los equipos de Emergencias, principalmente Ertzaintza, pero también bomberos y cuatro dotaciones sanitarias de Cruz Roja y DYA.

Según el técnico de Emergencias, el operativo de rescate resultó “bastante complejo por la orografía del terreno. Por el momento, (la avioneta) está en una zona bastante inestable y están los equipos técnicos tratando de estabilizar el aparato”, dijo.

zelatun, centro de operaciones La campa de Zelatun, a 860 metros de altitud, y con la amenaza del frente de frío polar, se convirtió durante más de tres horas en un hervidero de gente que concentró, además de los equipos de rescate, a numerosos medios de comunicación y una decena de vecinos de la zona.

Entre ellos, Maria Jexux, la encargada de la borda de Zelatun, que conoció la noticia por WhatsApp, mientras comía con su familia en el restaurante de Granada Erreka y dejó todo para subir arriba y abrir la borda, que se convirtió, en medio de un viento helador, en el refugio de las decenas de personas que participaron en las tareas de rescate y los numerosos profesionales de la información.

La borda, cerrada de lunes a viernes en esta época del año, sirvió y atendió a todos de forma gratuita durante las tres horas y media que duraron las labores de rescate. Hoy continuarán los trabajos, mientras prosigue la investigación para esclarecer las causas del siniestro y se trata de identificar a los ocupantes de la avioneta.