pamplona - La caravana de miles de migrantes hondureños que emprendieron el éxodo hacia Estados Unidos (EEUU) a finales del año pasado copó las portadas y abrió los informativos de los medios de comunicación de todo el mundo. Ahora, ya no es actualidad, pero no porque esos flujos hayan disminuido. La mexicana Andrea Villaseñor, directora del Servicio Jesuita a Refugiados, y la hondureña Karla Rivas, coordinadora de la Red Jesuita con Migrantes en Centroamérica, son dos mujeres que conocen de primera mano la realidad de estas personas que huyen de la violencia, la inseguridad y la pobreza en busca de una nueva oportunidad lejos de su hogar. Ayer, junto al fotoperiodista Iván Benítez, participaron en una sesión de trabajo en el Parlamento de Navarra para contar la labor que realiza su organización y la situación en la que se encuentran miles de desplazados forzosos en Centroamérica.

¿En qué consiste la Red Jesuita de ayuda a las personas migrantes?

Karla Rivas: -La Red es un trabajo de la Compañía de Jesús y se organiza por flujos. Los nuestros son los de los países del norte de Centroamérica: Honduras, Guatemala y El Salvador, principalmente, que han tenido tradición de migrar hacia el norte, hacia EEUU y cada vez más a México. Así, trabajamos en red con parroquias, centros sociales, universidades, etc., para acompañar y dar asistencia a las personas migrantes, así como para hacer estudios de investigación. También a nivel mundial trabajamos con el Servicio Jesuita para Refugiados, que es otro tipo de población pero que cada vez hay más. Se trata de personas que salen buscando otras oportunidades y que necesitan protección internacional.

¿Cómo es el camino de huida? ¿Con qué se han encontrado ustedes?

Andrea Villaseñor: -Pues con mil historias, tantas como personas. A partir del trabajo coordinado desde la Red, vamos conociendo y caminando literal y metafóricamente con ellos. Hablamos mucho de los rostros de los flujos. Cada vez hay más mujeres, más familias enteras, más niños y, sobre todo, muchos adolescentes haciendo el camino solos. Se trata de una ruta bastante complicada y que entraña muchos riesgos. Desde Centroamérica cada vez son más inseguros los caminos y los migrantes son víctimas de robos, secuestros, extorsión, hay personas que desaparecen durante el éxodo... Luego otras son obligadas a unirse al crimen organizado en México y otras son víctimas de trata con fines sexuales y de explotación para trabajar, por ejemplo, en cocinas de anfetaminas.

K.R.: -También nos hemos encontrado muchos casos de tráfico. Una de las vías para cruzar hacia EEUU es llevando una mochila con 10 kilos de droga. Esto es muy peligroso, porque el traficante solo pierde 10 kilos, pero el que lo lleva va a la cárcel.

¿De cuántas personas hablamos?

A.V.: -Desde octubre, solo en el marco de las caravanas, unas 25.000 personas. Pero hay varios flujos entonces esa cifra es mucho mayor. Por ejemplo, en esta última caravana se dieron 12.000 tarjetas en un punto de la frontera con México, pero la frontera es amplia y hay gente que entra por otros sitios, por lo que son bastantes más.

¿Cómo es la situación de Centroamérica para que tanta gente huya?

K.R.: -Las razones por las que la gente sale de sus países son variadas, pero principalmente porque viven en Estados que no funcionan. Si a la gente la asaltan en su casa no puede ir a la policía porque la propia policía es quien le asaltó o es parte de la banda que lo hizo. La gente tiene problemas para hacer su vida cotidiana y están en riesgo sus vidas, no hay ni seguridad ni protección ante la violencia. Luego está la parte económica. Los jóvenes acaban de estudiar y no tiene acceso a empleo, o de ser así es de baja calidad. Quienes trabajan ganan un sueldo mínimo para pagar lo básico, la comida del día a día y poco más. En esa situación, muchos no tienen nada que perder y por eso se van.

¿Qué esperan encontrar en EEUU?

K.R.: -Lo primero, un trabajo. Pero hay un desconocimiento muy grande porque muchos piensan que es fácil cruzar a México y entrar en EEUU, sin ser conscientes de las grandes dimensiones del país azteca. Además, corren peligro desde el principio y una vez llegan, solo 2 de cada 10 consiguen cruzar la frontera. Es mucho arriesgar para las pocas opciones que hay.

A.V.: -Ellos van buscando un lugar seguro, en el que puedan caminar. Hablábamos el otro día de que los hondureños, al llegar a Ciudad de México -que no es tan insegura como otras ciudades de Honduras pero hay mucha delincuencia-, siempre dicen que por lo menos pueden caminar por la calle sin miedo.

En EEUU, está el discurso xenófobo de Trump y en Europa la extrema derecha está en auge y se opone a acoger refugiados. Esto hace más complicado el problema, ¿no?

A.V.: -En EEUU, Trump ha hecho más grotescos los mensajes hacia los migrantes y dice barbaridades. Esa es la diferencia, porque las políticas de Obama no eran muy distintas. Pero sí que es verdad que cada vez está siendo más complicado el ingreso a EEUU. Hay muchas personas intentando pedir asilo, pero eso puede durar más de dos años y mientras esperan en México. Luego en EEUU están en detención muchos meses mientras se resuelve su situación y cada vez se va más a los tribunales y es más difícil demostrar que necesitas protección internacional. En EEUU está muy extendido el discurso xenófobo de que son personas irregulares, pero la realidad es que luego pagan impuestos como todos.