Las escuelas rurales de Navarra llevan años demandando un plan que articule propuestas para conseguir que ningún centro se vea obligado a bajar las persianas. Porque las escuela son sinónimo de vida, y no se les puede dejar de lado. En los últimos años se han puesto en marcha algunas medidas para mantener en pie estos centros escolares, pero aún queda mucho por hacer. Así se unas jornadas organizadas por el Consejo Escolar de Navarra, y que se recogen en su último informe, se plantean varias iniciativas que nacen del debate de personas expertas y representantes de diversas instituciones vinculadas a la escuela rural.

Una de sus reivindicaciones está a punto de hacerse realidad. Se trata de la creación de una Red de Escuelas Rurales, un espacio que sirva de nexo entre los 72 centros. Sus objetivos, explican desde el departamento de Educación, son elaborar un plan estratégico para la escuela rural con el que abordar los retos inmediatos y futuros; establecer relaciones de colaboración entre los centros; darles mayor visibilidad; y ofrecer un banco de recursos. El plan se pondrá en marcha el próximo curso al igual que la reducción de las ratios en dos escolares en cada aula multigrado.

Organización y presupuesto

Nuevo mapa escolar y más apoyos

Tal y como se recoge en el monográfico de escuelas rurales elaborado por el Consejo Escolar, los expertos consideran fundamental que “se prime la visión de servicio público de las escuelas rurales que permite mantener vivos los pueblos”, y abogan por una financiación específica. Y es que, en su opinión, la escuela rural necesita seguir contando con políticas de potenciación que entiendan sus circunstancias y ofrezcan ayudas para desarrollar sus proyectos. “Es necesario un órgano estable de coordinación dentro del departamento y que se cree un observatorio de escuela rural para reflexionar y hacer propuestas”. Esta reivindicación se plasma en la futura Red de Escuelas Rurales, que está “casi constituida”, dicen desde Educación.

Asimismo, estos expertos apuestan por elaborar un mapa escolar que tenga como objetivo la vertebración de Navarra. “La comarca ha de ser el referente principal de la planificación educativa pero no de forma excluyente, ya que puede haber centros y servicios de carácter supracomarcal”, afirman. La constitución de redes entre escuelas, dicen, puede ayudar la labor de una escuela rural adaptada a la sociedad globalizada y dar impulso a proyectos educativos y culturales de espíritu comarcal.

Por otra parte, los expertos ven necesario potenciar la oferta pública del ciclo 0-3 años y vincular la zonificación de los servicios educativos propios de Infantil y Primaria con los correspondientes centros de Secundaria de manera que la continuidad entre las etapas quede asegurada. En cuanto al transporte escolar, cabe recordar que más de 70 ayuntamientos han solicitado extender hasta los 18 años el transporte escolar para atender al alumnado de Bachillerato.

Profesorado

Formación, incentivos y materiales propios

En relación al personal, los expertos recuerdan que la definición de plantillas de profesorado y otros trabajadores debe ser acorde con las necesidades de los centros. Asimismo, ven “imprescindible” que los docentes tengan una formación inicial y permanente adecuadas, y abogan por potenciar grupos de formación de equipos docentes que elaboren materiales dirigidos a alumnado con agrupamientos propios de la escuela rural.

Por otra parte, los expertos consideran que el recorrido profesional del profesorado rural y sus condiciones laborales deben mejorarse y plantean que se propongan incentivos, se oferten puestos de trabajo más atractivos y se garantice la estabilidad.

Al hilo de esta cuestión, el departamento recuerda que el pacto para la mejora de la calidad de la enseñanza pública recoge una bajada de ratios en dos alumnos en cada aula multigrado. Además, los centros con más de cinco niveles agrupados tendrán además medio profesor de apoyo más. Así las cosas, las ratios oscilarán entre los 5 alumnos (con menos la escuela se cierra) y los 16 alumnos.

Retos

Más autonomía y nuevos contextos plurilingües

La escuela rural se enmarca en una modalidad específica de escolaridad que debe ser entendida de manera diferenciada, según aseguran estos expertos, y para ello “se deben generar itinerarios educativos adaptados, vinculados al entorno y con visión universal”. Por ello, estos colegios pueden y deben asumir una amplia autonomía para la organización de sus recursos, el establecimiento del horario lectivo, la adaptación del currículo a proyectos educativos, la promoción de iniciativas innovadoras o el apoyo a la diversidad.

Y es que la escuela rural tampoco es ajena a las comunicaciones, la movilidad de las familias o las personas migrantes con otros idiomas. Estos contextos plurilingües, recoge el monográfico, plantean nuevos retos sobre la articulación cultural y curricular de las lenguas que hay que plantear. Por ejemplo, algunas zonas rurales son limítrofes con Francia y ya se plantean proyectos compartidos entre centros de ambos lados de la muga.

Asimismo, la escuela rural tiene que seguir potenciando la innovación educativa para poder facilitar a su alumnado experiencias en medios distintos a los que habitualmente reside. De ahí también la importancia de fomentar la coordinación entre centros graduados y multigrado de una misma zona “para superar el aislamiento”.