pamplona - Mikel Rodríguez Carrascosa, vecino de Berriozar de 25 años, se puso ortodoncia para mejorar su mordida y acabó con la boca peor de lo que la tenía. Le extrajeron dos premolares que nunca le deberían haber quitado y los dos años que le dijeron que duraría su tratamiento han acabado siendo más de tres. Ahora, ha recibido una indemnización de 3.000 euros de su dentista por el daño sufrido y parece que, por fin, en verano terminará con el tratamiento.

¿Cómo empezó todo?

-Me pusieron la ortodoncia a finales de 2015 para corregirme la mordida y me dijeron que estaría dos años. Al principio, todo iba normal, yo acudía a la clínica cada mes y me iban cambiando los arcos y las gomas. Pero llegó un punto en el que mi dentista empezó a contratar auxiliares, ella nunca estaba y en las revisiones ya no me decían cómo iba el tratamiento.

Y comenzó a sospechar, ¿no?

-Se me hizo raro, sí. Luego llegaría un momento en el que se vería apurada de dinero y me dijo que, según un estudio que me había hecho, me tenía que quitar cuatro dientes para que las palas de arriba y las de abajo estuviesen alineadas y para que la mordida no se desviara. Hasta entonces no me había dicho nada, pero claro, yo no sé nada de odontología, y accedía a que me realizase las extracciones. Después, cuando tenían que cerrarme los huecos ella nunca estaba en la clínica. Pasaban los meses y no se me cerraban. Mientras, iban entrando trabajadores nuevos y ella seguía sin aparecer, así que decidí irme.

¿Y qué hizo?

-Pedí cita en una consulta de Los Arcos para que me miraran y me dijeron que me habían dejado la boca peor de lo que la tenía. Me habían extraído dos premolares de más. Se quedaron de piedra cuando les conté mi caso y me dieron dos opciones: operar la mandíbula, pero tenía que ser por lo privado, o ponerme un implante, que es lo que decidí porque quería acabar cuanto antes.

¿Cree que fue intencionado o que fue fruto de una equivocación?

-Al principio quería pensar que era una equivocación, pero visto como se ha comportado hasta ahora está claro que fue aposta, que se quiso sacar un dinero de más.

¿Cuándo decidió denunciar?

-Pues en cuanto me dijeron en Los Arcos lo que me habían hecho. Me había dejado mucho dinero y entonces decidí denunciar para ver si por lo menos podía recuperar lo que me había gastado para nada.

Antes de denunciar, ¿intentó hablar con la dentista demandada?

-Sí, fui a la consulta y le pedí mi historial médico, sino no podía denunciar. Tuve que ir varias veces pero nunca lo tenían. Un día fui con mi madre y como no nos lo daban llamamos a la Policía Municipal. Los agentes me dijeron que no me lo quería dar porque sabia que le iba a denunciar. A partir de ahí empece a mover el papeleo para denunciar.

¿Qué le ha supuesto la extracción de los cuatro dientes?

-Al principio era todo muy incómodo, la comida se me metía en los huecos, notaba esas zonas muy sensibles y había cosas que no podía comer como bocadillos o cosas más duras. Además, los dientes se me movían. A la hora de sonreír, por ejemplo, también se me notaba mucho que me faltaban dientes y no era agradable.

Y ahora, ¿qué tal está su boca?

-Al final solo me van a tener que poner un implante porque se me han cerrado tres huecos. Me lo pondrán en las próximas semanas y después, si todo va bien, me quitarán el aparato en verano. Que ya es hora, llevo más de tres años pasando un calvario.