he decidido no presentarme como candidato a las elecciones a Rector de la UPNA. No ha sido en realidad una decisión que haya tomado ahora. Lo hice hace cuatro años, al tiempo que concurría como candidato a las elecciones en el año 2015, y ahora simplemente la reafirmo. Dicho esto he de reconocer que llegado el momento no ha sido fácil tomarla. Intentaré explicarme.

Hay un cierto consenso en afirmar que para llevar un proyecto de legislatura adelante cuatro años es un periodo demasiado corto, y ocho demasiado largo. No estoy de acuerdo con ello. Esa premisa, creo, es casi una excusa para no abordar en la primera legislatura aquellos proyectos más complejos y críticos, que puedan comprometer la reelección, para abordarlos si es el caso en la segunda legislatura. Con demasiada frecuencia, una vez se produce la reelección, la sensación de relajo y la falta de presión de una segunda reelección hacen que tampoco esos proyectos se acometan. No conozco ninguna segunda legislatura, ninguna, ni en lo político ni en lo académico, que haya sido mejor que la primera.

En mi caso diseñé un proyecto de legislatura extenso y ambicioso pero que pudiera llevarse a cabo en cuatro años. Creo honestamente que la previsión se ha cumplido. El rodaje previo como vicerrector, y un extraordinario equipo que ha creído y asumido el proyecto y trabajado intensamente han sido fundamentales para ello. También la comprensión y el apoyo explícito o implícito de la comunidad universitaria. Serán esta última, la sociedad y el tiempo quienes juzgarán lo que hemos conseguido.

No ha habido un solo día en que no me haya recordado a mí mismo la decisión de permanecer una única legislatura. Ha sido una forma de reafirmar la idea de que no podía tomar ninguna decisión, o dejar de tomar otras, condicionadas a una posible reelección. Nunca sabré si, caso de presentarme, hubiera sido reelegido, pero esa duda me inquieta menos que la de pensar que siendo reelegido, hubiera rebajado el nivel de la primera legislatura.

En lo personal solo puedo decir que en absoluto me siento cansado, quemado, decepcionado o falto de ideas para continuar. Nada de eso. Ha sido un honor y un privilegio ser rector de esta Universidad, y por encima de situaciones puntuales complicadas e incluso críticas he trabajado a gusto, he aprendido y hasta disfrutado. He recibido mucho más de lo que he dado.

Pero son ya 12 años en el edificio de rectorado como vicerrector o rector, más de lo que nadie ha estado nunca, y eso es mucho tiempo. Casi la mitad de lo que llevo en esta Universidad. Solo una cosa me podía haber hecho cambiar de opinión, y es que no hubiera candidatura a rector o rectora, o que la hubiera de alguien sin la suficiente experiencia, solvencia y talante para serlo. Dado que esto no va a ocurrir, tomo de forma firme esta decisión, en la seguridad de que la Universidad puede quedar en las mejores manos posibles. Espero contar con la comprensión de aquellos que hubieran deseado ver a esta universidad dirigida por mí otros cuatro años.

NOTA: Este es el texto leído en Consejo de Gobierno de la UPNA el 29 de Marzo de 2019, a quien he informado en primera instancia de mi decisión.