No conciliaba el sueño o, de cualquier forma, la ruidera de los niños le alteraba la rutina. Sea como fuere, estalló de repente y fue a pedir a sus vecinos que aquello cesara ya por insoportable. Como suele ocurrir en estos casos -uno, por defender de las críticas a sus hijos, hace lo que sea-, así que el padre de las criaturas no admitió más reproches y decidió salirse por la tangente. Todo ocurrió a las 22.00 horas del 2 de marzo de 2018 cuando el vecino se molestó por el incesante ruido que causaban los hijos del denunciado, lo que le impedía su descanso. Así, que llamó a la puerta de este a fin de exigir que tomaran las medidas oportunas para que finalizara esta situación pero lo que se encontró fue una respuesta en forma de arañazos. Tras mantener una acalorada discusión con el padre de los niños, este le agarró repetidamente con fuerza por el cuello y le produjo tres arañazos de varios centímetros en dicha zona, además de otro en el antebrazo izquierdo. Tardó cinco días en que se le curaran. Por esto, el hombre, al que le reprochaban el comportamiento de sus hijos, tendrá que pagar 150 euros, además de hacer frente a una multa de 180 euros como culpable de un delito leve de lesiones. Por ello fue condenado en el juzgado de Instrucción 2 de Aoiz, pena ahora confirmada por la Sección Primera de la Audiencia navarra. El acusado, que también pedía la condena de su vecino por un delito leve de lesiones del que finalmente se absolvió a este, recurrió la condena pero la Audiencia no encuentra motivos para atender su apelación. “Es indiscutido el hecho de que se produjo un altercado en el que llegó a producirse un enfrentamiento físico entre los contendientes -razona la Sala-, según los mismos llegaron a admitir, siendo igualmente indiscutido que el vecino que fue a llamar la atención a los niños por el ruido que hacían sufrió lesiones como consecuencia de ese enfrentamiento”, zanja. - E.C.