PAMPLONA - El 8 de enero de 2012, Javier Samanes Sanz disparó tres veces con una escopeta de caza a Dayan Murillo Blasco por la espalda. El joven, de 22 años, murió en la plaza de los Fueros de Valtierra. El autor del asesinato, que fue condenado por el Tribunal Supremo a 11 años y 3 meses de cárcel, acaba de obtener la libertad condicional de forma anticipada. La madre de la víctima pretende recurrir, aunque sabe que solo supondrá un leve retraso a una salida de prisión inevitable.

¿Qué siente ante la concesión de la libertad anticipada al autor del asesinato de su hijo Dayan?

-Siento indignación, impotencia, dolor y rabia. No han pasado ni siete años y medio desde que mi hijo fue asesinado por la espalda, disparado con una escopeta de caza. Todo el procedimiento judicial fue un cúmulo de despropósitos, con tres sentencias distintas y con una condena muy pequeña, en mi opinión, para una persona que ha matado a otra.

¿Cómo ha cambiado su vida y la de su familia?

-Nos ha cambiado la vida totalmente, a todos. A los cinco años asumí que Dayan ya no volvía. Pero esto no se supera nunca, sigo en tratamiento psicológico. Si hubiera sido un accidente o una enfermedad habría sido distinto, pero siendo cómo fue es diferente porque hay un culpable y yo no puedo perdonarlo, ojalá pudiera, porque de alguna forma podría vivir. Me gustaría poder seguir con mi vida, pero no puedo.

¿Cuál es su percepción de la Administración de Justicia?

-Estoy decepcionada con la Justicia. Estos 7 años no he parado de luchar porque el asesinato de mi hijo no es un caso mediático. Todo el dolor y el duelo que estás pasando se convierte en fuerza, pero cuando ves que todo son trabas, especialmente por parte de los jueces, entonces te vienes abajo. Siento un desamparo absoluto.

¿Va a recurrir la concesión de la libertad condicional?

-Sí, por mediación del abogado Luis Duque vamos a recurrir la concesión de la libertad condicional. Tengo asumido que el asesino de mi hijo va a salir de prisión de todos modos, porque la condena que le pusieron fue la que fue, de 11 años y 3 meses. Eso no quita para que sienta mucho dolor e impotencia. La casa donde vive está a 50 metros de mi casa, porque yo vivo en Valtierra, así que la situación es muy dura. No puedo ir a comprar tabaco, ni salir a la calle sin temor a encontrármelo.

¿Se ha planteado cambiar su residencia para evitar el contacto con el autor del asesinato de su hijo?

-Aunque no tuviese por qué hacerlo, yo me retiraría de vivir en esta zona, porque no puedo convivir con la persona que ha matado a mi hijo. Desde los primeros permisos penitenciarios que disfrutó en 2016, me fui a vivir a Tudela a casa de la madre de unos amigos, que me la dejaron para vivir. He estado así tres años, pero ahora he tenido que volver a Valtierra porque venden el piso y yo no tengo posibilidades económicas, porque tengo media pensión de viudedad y el asesino de mi hijo tampoco me paga la indemnización. Solo paga una parte muy pequeña cada mes.

El juez de Vigilancia Penitenciaria afirma que la reinserción social del autor del asesinato de su hijo es “favorable”.

-Para la Justicia ya ha cumplido, porque en este país se contempla la reinserción de los asesinos. Pero la única que tengo una cadena perpetua soy yo y mi familia, que tenemos que vivir a 50 metros del asesino de mi hijo por no haber hecho los jueces su trabajo como es debido, sin olvidarme del abogado que me llevó el caso. ¿Pero quién va a reinsertar a mi hijo? Es una vergüenza que miles de familias tenemos que sufrir el más absoluto de los desamparos, mendigando justicia cuando la justicia no existe, porque sale muy barato matar a una persona.

Recientemente ha presentado una denuncia en el juzgado de Tudela porque ha visto a Samanes portando una escopeta de caza, la cual ha sido archivada. ¿Por qué interpuso esta denuncia?

-Así es. He solicitado una orden de alejamiento respecto del autor del asesino de mi hijo porque ha habido varios testigos que le han visto llevando una escopeta de caza. En este punto me gustaría dirigirme al juez del Tribunal Supremo, Cándido Conde-Pumpido, al presidente del tribunal que enjuició al asesino de mi hijo, Francisco José Goyena, y al abogado que llevó mi caso, Javier Asiáin, porque no tomaron ni solicitaron las medidas cautelares del destierro y la retirada de armas. En cuanto supe de sus primeros permisos penitenciarios en 2016, les avisé que salía de caza y el abogado que me llevaba en eses momento siempre me dijo que se lo comunicara al juez.