pamplona - El Superior Provincial de los Padres Reparadores, José Luis Munilla, y el actual director del colegio de Puente la Reina se reunieron ayer por espacio de dos horas con tres víctimas que han denunciado abusos sexuales en dicho colegio durante los años 70 y 80 por parte del padre Senosiáin y del hermano Basilio García. El encuentro, tenso por momentos, terminó con una declaración de intenciones por parte del centro, que dijo no sentirse responsable como institución de las actuaciones que podían haber cometido personas en concreto que formaban parte de su organigrama por aquel entonces. Pese a ello, aseguró que han activado una investigación que concluirá en un informe que finalmente será enviado a Roma con objeto de esclarecer los hechos.

Pero quizás lo más desagradable de la cita se dio poco después cuando una de las víctimas, José Luis -su nombre ficticio fue Guillermo, el primero en denunciar tanto en su nombre como en el de su hermano ya fallecido y que dejó constancia de los abusos en una carta- contactó por teléfono con Munilla para exponerle su decepción por el encuentro que habían tenido y la falta de respuestas que les habían ofrecido. Durante esa conversación, Munilla contestó que no les constaba nada que hiciera referencia a posibles conductas deshonestas o abusivas de ambos religiosos denunciados y tampoco pudo ofrecer información sobre los destinos que habían tenido en la congregación. Simplemente, dijo que los traslados forman parte de la rutina de la orden y que, tal vez ambos, habían sido trasladados por esas circunstancias habituales. A mayor abundamiento, Munilla llegó mucho más lejos cuando le respondió a José Luis que “ninguno de los tres (denunciantes) tenéis el perfil de un niño abusado, de un niño humilde...”. Sorprendió semejante comentario cuando, además, según Munilla, no había tenido conocimiento hasta ahora que dentro de la institución se hubieran producido abusos por lo que difícilmente podría conocer por tanto el perfil de una víctima de delitos sexuales. Munilla también lanzó la advertencia de que luchará por su “casa” y su “familia”, como mensaje anunciador para defender el comportamiento que considere oportuno. En esta línea, la valoración que ayer realizaban las víctimas de este encuentro era realmente “decepcionante”, porque “se nos ha venido a cuestionar nuestro relato e incluso se nos ha insinuado que estaban investigando nuestro pasado y a nuestras familias. Parece el mundo al revés. Somos investigados en lugar de los impulsores de una denuncia”.

Los responsables de Reparadores, que pidieron perdón a las víctimas, pero dijeron no saber cómo repararlas, sí que reconocieron incluso que en una ocasión el director por aquel entonces del colegio llegó a buscar incluso a un alumno interno que no estaba durmiendo en las instalaciones y había desaparecido de su cama. La sorpresa fue que, al parecer, el hermano Basilio se lo había llevado a la enfermería porque tenía dolor de barriga y no había dejado constancia de ello. Por aquello recibió una reprimenda. Pero nadie sabe si pasó algo más allí.

Padre Juan Manuel Senosiáin. Los Reparadores glosan su figura como la de un líder y un hombre carismático y cariñoso, volcado con el deporte. Fue denunciado por Guillermo y por su hermano fallecido en una carta que le dejó. Este periódico recogió otro testimonio de un exalumno de Tierra Estella (1975-78) que también le señalaba.

Hermano Basilio García. Fue trasladado a Alba de Tormes o Málaga. Denunciado por tres exalumnos a comienzos de los 80