Cervecita, piscina y melón fresco. El campo semántico del verano está lleno de palabras que suenan a vacaciones. Pero, normalmente, todas ellas suelen estar separadas por barras, flotadores o guantes de las personas que trabajan y las disfrutan, por ejemplo, de camareras, socorristas o recolectores. También hay trabajos de los que se mantienen a lo largo de todo el año, sin importar que llueva, nieve o, como ayer, se alcancen los 40 grados.

hostelería

Repartidores, camareros y cocina

Bucle de calor y curro

El calor y el trabajo se retroalimentan en el sector hostelero. Cuando las temperaturas se elevan hasta los niveles de estos días, la sombra de las terrazas y las bebidas frías se agradecen. A veces, como ayer, el bochorno provoca que la clientela prefiera refugiarse dentro de los bares. Esta circunstancia, buena noticia para el dueño, no lo es tanto para camareros y cocineros. Es el caso de Luis Villacrés, camarero de cocina y repartidor eventual del bar Pirelli, en la calle pamplonesa de Calderería. “Yo gano lo mismo haga el tiempo que haga”, aseguró riendo; y explicó que “hay días que con el calor, sumado a los fuegos de la cocina, podemos ponernos a cincuenta grados”.

Algunas personas del sector hostelero ocupan puestos en los que tienen la fortuna de poder trabajar en mejores condiciones. Desde una ventana abierta que da a la calle Estafeta, Fernando Santiago cocina y vende garrapiñadas en la tienda de dulces Garrarte. Él es natural de la ciudad venezolana de Cumaná, donde “la temperatura se mantiene a 36 grados siempre”, cuenta. De todos modos, Santiago está aclimatado al tiempo de Pamplona y admite que, le costaría acostumbrarse al clima de Venezuela, y ayer no le sobró el ventilador.

Claudia Franco puede refugiarse del calor durante la mitad del tiempo. Ella es empleada de la pescadería La Kontxa de Calderería, donde tienen una “temperatura agradable”. Sin embargo, “salir a la calle es horrible”, y es lo que le toca hacer en las reparticiones. Los que se dedican a ello, como Daniel Huarte, de la empresa Canasa, no tienen alternativa. “Hay que llegar a fin de mes”, se resignó.

en la calle

Obra, reparaciones, venta

A pleno sol

Las personas que están en la calle construyendo o reparando son las que más expuestas están al sol junto con las que trabajan el campo. Carlos Etxarri tuvo que introducirse ayer por una alcantarilla de la calle San Ignacio, donde aseguró que “hace más calor que en la superficie”. Con motivo del temporal, su empresa, Iberdrola, le envió una serie de recomendaciones; pero, “si tienes que trabajar al sol, no sirve de mucho”, lamentó. Etxarri puntualizó que le “ha tocado trabajar con lluvia o frío, y hay que hacerlo igual”. “Aquí no puedes evitar que el tiempo te afecte de una u otra manera, aunque sí que intentamos hacer las cosas de mayor esfuerzo físico a primera hora”, concluyó.

Israel Castañeda y Tamía Maldonado empleado, de la empresa de fabricación de piezas de vehículo Pamelco, en el polígono de Orkoien, por el contrario, no tienen la opción de planificar su trabajo, ya que se trata de una “pequeña cadena de montaje de ocho personas”. “Aunque el trabajo no sea demasiado duro, hacerlo con este calor es realmente agobiante”, explicaron.

En este sentido, el pintor autónomo Unai Macías Vargas coincidió con Daniel Huarte en que “no queda otra que beber mucha agua y seguir trabajando para ganarse el pan”. La manera de hacerlo para Samba Weta, venido de Guinea-Bissau en busca de un futuro mejor, es la venta ambulante de pulseras. Por desgracia para él, “vender con este calor es muy cansado, hace demasiados grados y hay demasiada poca gente en la calle para comprar”. Espero que a la noche me vaya mejor”, deseo.

ocio

Piscinas y tómbola

Velar por disfrute ajeno

El sol todavía se acentúa más estando rodeado de gente. Por eso, “los voluntarios de la tómbola estamos en una zona de riesgo”, aseguró su responsable, Ana Urmeneta Martín-Calero. Para evitar golpes de calor, SOS Navarra les proporciona un botiquín, que curiosamente almacenan junto a ropa de abrigo para los días de frío.

Los socorristas del Club Natación Julen García Parra y Aida Rodríguez Muñoz tienen claro que hacer en caso de insolación: “llevar a la persona a la sombra y ponerle hielo en las extremidades”, indicaron con los pies a remojo en el borde de la piscina. “La gente se tuesta al sol y no es consciente de que le puede dar un yuyu”, advirtió Rodríguez. El remedio, en palabras de su compañero: “sombra, crema solar y agua”.

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