BILBAO - No te des por invitado si nadie te ha mirado canta el grupo de reguetón feminista Tremenda Jauría, lo que se ha convertido en un lema para Aste Nagusia. Las mujeres siguen luchando por su derecho a disfrutar de unas fiestas seguras, sin tener que salir a bailar con esa mochila que acarrean a la espalda llamada “miedo”.

Las mujeres deberían tener la libertad de poder salir solas. “Siempre hay algún chico, normalmente muy borracho, que se acerca a decirnos cosas que no queremos escuchar, y hasta que otro chico no viene con nosotras, no te dejan de molestar”, dice Paz Miguel, que, aunque vive en Bilbao, se ha colgado el pañuelito azul para salir en su primera Aste Nagusia con sus amigas. El problema está ahí, en que cuando las mujeres salen de fiesta con la presencia de algún chico, la falta de respeto hacia ellas es mucho menor. ¿Por qué un grupo solo de chicas da pie a los hombres a invadir su espacio?

“Un chico se hizo pasar por mi pareja para que un desconocido dejara de bailarme por detrás. Lo peor vino cuando le pidió perdón a él, como si estuviera diciendo: Como soy otro hombre, te respeto a ti, no a ella”, comenta Ana Gil. Además, según ella, las violaciones que se ven cada día “se instalan en el imaginario colectivo, y el espacio que tú creías seguro se convierte en inseguro, porque te das cuenta de que aquí también puede pasarte”.

A pesar de que cualquier txosna debería ser igual de segura que el resto, las chicas notan diferencia en el ambiente de bailar con una música u otra, ya que probaron diferentes escenarios. “No es lo mismo estar en una txosna de perreo, que en una soundsystem, donde se dirigen a ti como a cualquier otro chico. Es importante remarcar que hay sitios como esos, en los que se promulga mucho más el respeto y la seguridad para las chicas. Eso no pasa en una discoteca”, comenta Maialen Gorbalán, que “días contados” ha visto un gesto feo en esos ambientes. Sin embargo, Virginia Gabantxo sí que ha vivido en ese ambiente “miradas intensas” y asegura que “algún chico me agarró por la cintura”. Todavía queda un largo camino hasta que algunos hombres comprendan que se puede bailar respetuosamente y que hay una línea que no deben traspasar.

“Cuando le has dicho ya a cuatro tíos, en diferentes ocasiones, que te dejen en paz, con el quinto explotas. Ya no sabes ni qué decirle. Eso al final te arruina la noche, ya no tienes ganas de seguir de fiesta”, vuelve a comentar Ana Gil, refiriéndose a lo que le pasó a otra amiga el pasado le sábado, que le afectó hasta el punto de no tener ganas de salir al día siguiente. “Da mucho miedo cuando un chico te viene a preguntar si estás bien porque había visto a otro perseguirte un rato al salir del baño, y tú vas despistada y no te das ni cuenta”.

Tras estas situaciones, y cuando llega el momento de volver a casa, tampoco vuelven solas. “Si vuelves sola a casa te fijas en todo. Ya tenemos interiorizado el sentimiento de peligro, el sentimiento de que algo malo nos puede pasar”, dice Paz Miguel, que vive un poco lejos de El Arenal y opta por coger un taxi, que es “más seguro que ir andando”. Los taxistas no se marchan hasta que la chica entra en el portal, lo que aumenta la sensación de seguridad. Aun así, decida como decida una chica volver a casa, nunca falta el mensaje de Avísame cuando llegues. “No me quedo tranquila cuando se marcha una amiga antes que las demás, sean las 2.00 de la mañana o las 7.00, sea de día o de noche”, asegura también Virginia, que considera que volver de “mañaneo” también es peligroso. Aunque en general las mujeres aseguran que el pasado fin de semana fue “tranquilo”, y la experiencia que tienen de Aste Nagusia es “bastante buena”, sigue sin estar normalizado el salir de fiesta sin que un hombre te moleste. “No son solo tocamientos puntuales, algunos son muy insistentes, se te acercan con aire de superioridad, como creyéndose que pueden hacerlo por el simple hecho de ser hombres”, añade Paz.

Las fiestas son de todos y de todas, y no son fiestas si las mujeres tienen que estar siempre alerta. Bailar cualquier tipo de música o ir a por otro kalimotxo deberíamos poder hacerlo solas. No es solo una Aste Nagusia libre de agresiones sexistas, es una Aste Nagusia libre de miedo. Mientras tanto, las mujeres, de fiesta, seguirán más unidas que nunca.