pamplona - La que era pareja de Wilson Yanza no aportó ayer apenas datos en su declaración. Irene se encuentra ahora en prisión provisional y las acusaciones la sitúan en el epicentro del plan para matar a Yanza, al poder perseguir con el crimen un móvil económico (cobrar los seguros de vida de su pareja), emocional (tenía conversaciones con otro hombre en Brasil) y familiar (era madre con Yanza de un recién nacido y podía sospechar que él le quería quitar la custodia). La procesada dijo ayer que de la noche en la que mataron a su marido no recuerda apenas nada. “No soy consciente de nada, ni de tirarle al río, yo no he ido al río, lo tengo blanco todo porque bebía, tomaba medicamentos muy fuertes y algunas anfetaminas”, resumió. En más detalle, explicó que esa noche Wilson y ella discutieron porque ella había bebido y que su sobrino Ronaldo les separó. “Le agarró del cuello”, matizó, “y yo me fui de la habitación a por el bebé. Vi en el suelo a Wilson, pero estaba segura de que estaba vivo y que se había marchado de casa por rabia”. Luego no reconoció que fuera con sus sobrinos a tirar el cuerpo al río. “Eso lo haría el más fuerte, ¿cómo voy a tirar yo un cuerpo de 80 kilos? Me quedé dormida, no dormía por el bebé y ellos me insistieron en ir a Pamplona”. De Fátima, que solo respondió a las preguntas de la Fiscalía y de su abogado defensor, solo se mostró categórica al negar las acusaciones que se le hacen. “No maté a nadie en mi vida. No pedí nada a mi sobrino Ronaldo y de ninguna manera he hecho nada contra mi sobrina Rozilene. No quiero más mentiras, sino que esto acabe ya”. Sobre el móvil económico, Irene manifestó que ella tenía su dinero y que “todos los asuntos con Wilson los pagábamos a medias. Nos hicimos los seguros de vida juntos. Era de 20.000 euros. Y los hicimos porque tengo muchas enfermedades y no quería morir sin dejar nada a mis hijos”, alegó. A ello añadió que había preguntado por los seguros nada más fallecer su marido, porque “tenía un préstamo de 6.000 euros para un coche que había que cubrir”. De la cuestión emocional, negó tener otro novio o amante y declaró que con quien chateaba en Brasil era “un amigo de toda la vida, casado y con hijos, con el que gastamos bromas a menudo”. Sobre los motivos familiares para matar a Yanza, la procesada testificó que “él era buena persona, honesto y trabajador” y que desde hace tres años “no bebía, ni tenía problemas con él. Yo lo amaba y lo llevo aquí adentro”, se señaló. “Y queríamos hacer una vida juntos con el bebé, estábamos felices”. - J.L.