PAMPLONa - Miguel Francés empezó a fumar cuando tenía 20 años “sin ser consciente” de los riegos que el tabaco puede conllevar para la salud. De un cigarro o dos pasó a fumar un paquete al día, hasta el momento en que sufrió un ataque de asma y decidió dejar de fumar. Lo intentó por su cuenta, y lo consiguió durante seis meses, pero luego recayó. A pesar de eso, al año de la recaída este joven de 35 años ha vuelto a intentarlo, aunque esta vez dentro del programa de ayuda para dejar de fumar del departamento de Salud, donde lleva tres meses y medio y recibe el apoyo educativo individual de su médico.

Queda una vez al mes con él y recibe consejos para saber evitar ciertos momentos que le pueden perjudicar. “Yo por ejemplo me levantaba a la mañana y me tomaba un café con el cigarro en la cocina. Para evitar esta situación lo que hice fue quitar las sillas de ahí e irme a desayunar al salón, donde jamás he fumado”, explica Francés, quien asegura que con esa medida fue “más fácil” conseguir no coger un cigarrillo.

Además de esta ayuda, los primeros meses también utilizó parches de nicotina. “No tienen ningún efecto secundario, son muy cómodos y están subvencionados, así que no son excesivamente caros comparado con fumar”, admite el joven, que asegura que “parece que una pegatina no te va a hacer nada, pero se nota y te ayuda”.

A Francés de momento le “está funcionado bien” el programa, pero tiene claro que, “si recayera, volvería a intentarlo, porque con esta ayuda aprendes a dejar de fumar, y solo tendría que coger un poquito de ánimo y volver al médico para dejar de fumar”. - Leticia Malón