pamplona - Guillermo Fernández, coordinador del Informe FOESSA, profundizó ayer en su presentación sobre el tema del empleo, que se ha ido precarizando a lo largo de la crisis y que no solo afecta a la fuente de ingresos si no también “a otras dimensiones” sobre las que tiene mucho impacto.

“Desde el principio de los 2000 al 2007, cuando vivimos la mejor situación en niveles de desempleo en España, que se llegó a bajar del 10%, se hablaba de los mileuristas como de una situación de precariedad, hoy el mileurismo se ha convertido casi en un deseo. Muchas personas no pueden acceder a un salario que supere los 600-800 euros”, explicó Fernández, que pone el foco crítico en que “la salida de la crisis” que se hizo de 2008 a 2013 “estuvo basada en un modelo de precariedad, algo irrefutable que está más que demostrado por el conjunto de cifras”.

Esa precariedad de la que habla Fernández se ha ido agudizando y contribuyendo año a año a aumentar los números en pobreza severa, ya que muchos trabajadores a pesar de serlo se encuentran en la zona de exclusión -de hecho la mitad de ellos tiene salario- y los que no han conseguido trabajar se han ido moviendo hacia esa “sociedad expulsada”.

“El mercado del trabajo español es históricamente muy precario, en los últimos 50 años hemos estado en tasas de precariedad del 40% en grandes crisis y del 20% en grandes bonanzas, no conseguimos rebajar los elementos relacionados con la precariedad y se siguen profundizando aún más”, relata Fernández.

Estos empleos no son solo parciales, sino también “a jornada completa” o “entradas y salidas cíclicas del mercado” con los contratos por días, una perspectiva que “no es buena” porque “se viene precarizando el mercado de trabajo”.

empleo, mucho más que ingresos El empleo no solo contribuye a ingresar más y a ayudar en ese sentido a los trabajadores en exclusión social, sino que afecta también a otros aspectos que ayudarían a las personas a no caer en esos niveles

“Por ejemplo, hay gente que ha perdido lazos de amistad y de potenciales ayudantes simplemente porque su trabajo es inestable”, desembrolla el coordinador del informe, que cree que “al entrar y salir permanente de un marco laboral, a las personas no les da tiempo a formar vínculos sólidos con personas en las que en un futuro podrían constituirse núcleos de relación con personas que les podrían ayudar cuando van mal”.

El trabajo precario tiene también mucho efecto en el tema de la juventud, que entre la bajada de salarios y el difícil acceso a una vivienda ve trastocados su proyectos vitales. “Muchos jóvenes no pueden iniciar proyectos vitales de cara a su independencia, y tienen que ser padres o abuelos los que pongan su patrimonio para que puedan hacerlo”, lo que lleva a que lo hagan en una situación “muy precaria” y sea en viviendas inadecuadas o inseguras.