bilbao - Los endocrinólogos participantes en el 60º Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), desarrollado desde el miércoles en Bilbao y que concluye hoy con la participación de más de 1.200 asistentes, alertan de la amistad peligrosa entre obesidad y cáncer. Por ello, recomiendan controlar el peso y poner en marcha iniciativas de salud pública contra lo que definen como “la gran epidemia del siglo XXI”.

Según adelantó el doctor Francisco Botella, vocal del Área Asistencial y de Comunicación de la SEEN, la evidencia científica disponible sostiene la relación entre la manera en que cambia el peso durante la vida y las probabilidades de padecer cáncer. “Las investigaciones sugieren que mantener un peso saludable está asociado con un menor peligro de patología oncológica y de recaídas en los pacientes supervivientes”.

En Euskadi, la prevalencia de esta pandemia se halla muy alejada de zonas del Estado como Andalucía, donde alcanza el 37%. A juicio de la doctora Sonia Gaztambide, presidenta del Comité Local, la alimentación, el ejercicio y una mayor concienciación social pueden ser los factores que incidan en la diferenciación”.

La presidenta de la SEEN, la doctora Irene Bretón, recordó que “la obesidad conlleva una disminución de la calidad y de la esperanza de vida, unida a un gasto sanitario insostenible. Se trata de la segunda causa prevenible de mortalidad, tras el hábito de fumar, y su incidencia en la edad pediátrica está aumentando de forma considerable”, advirtió con preocupación.

Los expertos reconocieron que, a pesar del alto grado de complejidad de las enfermedades endocrinas y de la nutrición, en la actualidad existen importantes progresos que beneficiarán a los pacientes y a la sociedad en general.

alergias alimentarias En el congreso de Bilbao, los expertos abordaron también aspectos como la desnutrición en enfermos pluripatológicos, las alergias alimentarias, el estudio de tumores hipofisarios o el tratamiento de las enfermedades tiroideas, entre otros asuntos.

En este sentido, los participantes reconocen que el estilo de vida occidental figura entre las consecuencias del aumento de alergia a los alimentos. “La detección y estudio de los factores de riesgo -genéticos, epigenéticos y ambientales- implicados en la alergia a los alimentos constituyen para los profesionales un gran potencial para mejorar las estrategias de prevención y tratamiento”, explicó la doctora Gloria Domínguez Ortega, pediatra con experiencia en Alergia Gastrointestinal, del Hospital Universitario Niño Jesús de Madrid.

La especialista hizo hincapié en la necesidad de avanzar en el conocimiento y sensibilización de la sociedad sobre dicha patología, así como en diferenciar entre intolerancias y alergias, al tiempo que recordó que el intestino es el órgano inmunitario más grande y complejo del cuerpo, al estar sometido a una estimulación constante durante toda la vida, por permanecer expuesto a agentes externos que pueden producir alergia e intolerancia.

Por su parte, la coordinadora de Nutrición de la SEEN, María Ballesteros, apostó por el control precoz de la desnutrición de enfermos pluripatológicos, sobre todo personas mayores, porque “favorece su calidad de vida, disminuye su tiempo de ingreso en los hospitales y reduce la mortalidad”