El 5 de noviembre de 1984 cinco niños y niñas comenzaron una aventura en los locales de la peña Beterri de Tudela, eran los primeros en iniciar la creación de una ikastola con un proyecto educativo pionero en la Ribera, euskaldún y de carácter cooperativo. El lema con el que Argia celebró los 25 años de este centro Ezina, ekinez, egina (Lo imposible, con tesón, se consigue) dibuja la historia y el impulso del nacimiento de este centro que, desde aquel año, en diversos emplazamientos, lucha denodadamente por mantener la enseñanza en euskera en la Ribera, pese al escaso, e incluso a veces nulo, apoyo de las diferentes administraciones. Para muchos, en aquellos años parecía un sueño tener una ikastola en la Ribera pero cinco familias apostaron por ello para empezar en el primer piso de la peña Beterri hasta que se trasladaron a una diminuta sede en la calle Ferial de Tudela.

A punto de cumplir los 35 años esas cinco familias que iniciaron la aventura se han convertido en más de 140 y los primeros cinco alumnos que asistían a esas clases, Félix Romano, Lorea Jiménez, Itziar Irujo, Aitziber Aldaia y Ainhoa Fernández, se han transformado en más de 200. Casi tres generaciones han visto cómo la existencia de Argia ha propiciado que vivieran y aprendieran en euskera tratando de abrir a la sociedad su modelo que podría tener su reflejo en el lema que representó al Oinez de 2013 Taupadaz bat egin! (Todos a una latiendo juntos). Hoy en día, como señalan desde el centro "seguimos con las mismas ganas e ilusión trabajando por y para nuestra cultura, con el objetivo de ofrecer a Tudela y la Ribera una educación en euskera de calidad, innovadora y con un modelo cooperativista y participativo".

De nuevo, otro lema impulsa la ilusión y tenacidad de este centro en el Oinez de este año Izan Argi! (Tenlo claro), que con tanta ilusión preparan. "La celebración del Nafarroa Oinez aportará un impulso económico gracias al cual Argia Ikastola podrá reducir la deuda generada por las inversiones necesarias para hacer posible nuestro proyecto", apuntan. Volviendo a la historia, el que fuera presidente del centro en 2010, Javier Apecechea, hablaba del ánimo de los cooperativistas de Argia, "la deuda no debe asustarnos ya que tenemos el legado de otros padres que en peores situaciones han sacado el proyecto adelante. Las penurias y los problemas que tenían, los escasos medio pedagógicos, económicos y la presión social a la que hicieron frente".

CAMBIOS DE SEDE

Tras ponerse en marcha en 1984 los 5 alumnos iniciales se convirtieron en 7. En solo un año se multiplicaron por tres lo que obligó a buscar un nuevo local, que se encontró en la calle Ferial. En esta casa, con sótano y patio, se realizaron diversas reformas para adecuarla a las necesidades educativas y allí permanecieron hasta 1990 en que llegaban a 40 alumnos. En aquel septiembre se produjo un nuevo traslado, ante la acuciante falta de espacio, que les llevó al Camino Viejo de Murchante en una antigua vaquería. Durante cinco cursos mantuvieron la enseñanza allí pero en 1995 realizaron una apuesta más fuerte y se cambiaron al entorno de Fontellas. A partir de ese momento se produjo un punto de inflexión y con la organización del Oinez 1995 Argia cambió totalmente sus objetivos. El tiempo que permanecieron en la antigua vaquería sirvió para pasar de pensar en sobrevivir a buscar la dignidad como centro, con instalaciones nuevas, propias y terrenos para las crecientes necesidades y compromisos que adquirían; ser un verdadero centro escolar. Cuando se produjo el traslado a Fontellas ya contaban con 114 alumnos.

La concesión de aquel Oinez de 1995 supuso un espaldarazo para consolidar el proyecto educativo y aunque los alumnos se trasladaron en enero de 1996, la inauguración oficial no se produjo hasta el 30 de marzo. Solo cuatro años más tarde de llegar a Fontellas, el impulso de Argia hizo que el nuevo centro volviera a quedarse escaso y necesitaron de nuevos espacios, tras una fuerte aportación de los padres. En 2000 se construyó un segundo piso que supuso 8 nuevas clases, un laboratorio, sala de informática, biblioteca, aula de música, sala de profesores y aula de tecnología, con un coste cercano a los 40 millones de pesetas de la época. Dos años más tarde consiguieron la organización de un nuevo Nafarroa Oinez con el que pudieron sufragar parte de los gastos de una segunda ampliación.

Pero si un momento ha sido relevante en su historia es su legalización en septiembre de 2006 cuando el Gobierno homologó la enseñanza de Argia, algo que se completó en 2008 con la concertación completa de la ESO. La alegalidad que vivió durante años y que le impedía recibir subvenciones desaparecía y pasaba a ser un centro con todo el respaldo legal con la objeción de ser la única ikastola enclavada en la Ribera, territorio no vascófono según la Ley del Euskera. Esta legalidad venía unida a la necesidad de construir un gimnasio, tal y como obligaba la ley, una instalación que se levantó con el dinero de los padres.

EL PROYECTO

Uno de los aspectos que marca la línea de Argia es que nació y se ha desarrollado como cooperativa. En ella los padres son los principales protagonistas y quienes participan en la labor educativa de una forma más cercana a otros centros y eligen el modelo educativo que quieren. Como en todos los colegios se sigue la ley, pero la diferencia se encuentra en la manera de seguirla ya que en Argia, padres y estamentos de la ikastola forman el claustro y toman las decisiones de forma conjunta. Otro de los objetivos a cumplir con el Nafarroa Oinez es el de llevar a cabo el proyecto pedagógico en el que se encuentran inmersos. Las ikastolas en la actualidad han centrado sus reflexiones en la etapa de Educación Infantil.

Este nuevo marco pedagógico pone al alumnado en el centro de la labor del profesorado, bajo este criterio cada niño o niña es un ser único y tiene sus propias capacidades y características y sobre ellas se pone la atención para ver cómo responder a ellas. "Es el propio niño o niña el sujeto del aprendizaje, no un mero aprendiz de lo que la persona adulta le desea enseñar y la labor de los educadores y educadoras será poner el contexto a su servicio y acompañarle en este proceso", explican. Así, al final del pasado curso pusieron en marcha la "circulación libre en los patios", posibilitando que cada alumno o alumna decida de forma libre y autónoma en qué espacio quiere jugar, con quién y con qué material y este año "hemos implementado la circulación libre entre rincones en las clases de segundo ciclo de infantil durante las primeras horas de la mañana".

Con cuatro Oinez a sus espaldas y 35 años de vida, Argia sigue creciendo, trabajando y educando pero al mismo tiempo formando a todos los implicados en el proceso, padres, madres, educadores, alumnos, alumnas y también a la sociedad expandiendo el euskera en más de una docena de localidades riberas.