Frente a los minutos de miedo, de humillación y de dolor, Burlada guardó ayer un minuto de silencio para recordar a Blanca Esther Marqués, vecina de la localidad y víctima de violencia machista tras ser asesinada hace tres años por su pareja, y exigió que se garantice el derecho de todas las mujeres a que todos los minutos sean de libertad, de felicidad, de amor y de vida. Familiares, amigos, representantes municipales y del colectivo de mujeres de Burlada participaron ayer en el acto de recuerdo a Blanca Esther, al que también asistieron una de sus hermanas, quien dio las gracias en nombre su madre por la asistencia, y su amigo Juan José Bueno, quienes presidieron emocionados el acto desarrollado en el parque municipal de Burlada, en el punto donde se alza un monolito de piedra con la forma de la mano que simboliza el rechazo a la violencia machista.

Sobre él dos de las asistentes colocaron un ramo de rosas y una fotografía de Blanca Marqués, quien murió el 14 de enero de 2017 estrangulada por su pareja, quien posteriormente arrojó su cadáver al río y, tras confesar los hechos, hoy cumple los 18 años de condena por su asesinato.

Los concejales Ana Monreal y Ander Carrascón leyeron, en castellano y euskera respectivamente, un texto en el que rechazaron la violencia machista y en el que abogaron por "recursos que apoyen a las víctimas y leyes que las protejan y que castiguen a los culpables, y una judicatura que aplique esas leyes con mirada de género". Además, mostraron el "compromiso" del Ayuntamiento de Burlada por avanzar en la sensibilización ciudadana con actuaciones en centros de salud o escuelas para detectar casos de violencia machista. La coordinación de los servicios y administraciones para ayudar a las víctimas fueron otro de los empeños, junto al de una educación "en favor de las relaciones igualitarias como única vía para eliminar la violencia contra las mujeres".

"Hoy te hubiésemos querido viva. Nos queremos vivas todas", zanjaron los ediles ante el aplauso de los presentes, quienes tras la lectura de una poesía, a manos de Mª Carmen Larragueta, cerraron el acto con un fuerte aplauso al grito de "ni una más, ni una menos".