PAMPLONA. Nos enfrentamos al décimo día de confinamiento por la crisis de coronavirus (undécimo para muchos niños y niñas que llevan en casa desde el viernes 13 de marzo, día en que Educación recomendó no asistir a clase). La prohibición de salir a la calle nos afecta a todos, pero no todos los encierros son iguales. Muchas personas lo están viviendo en soledad, lo que puede resultar más triste y aburrido pero te evita problemas de convivencia. El confinamiento en pareja o con amigos se antoja como dos de los más atractivos aunque nunca fue muy recomendable pasar demasiado tiempo con la misma persona. Y luego está el enclaustramiento con menores de edad, una modalidad intensa y caótica en la que la vorágine del día a día apenas deja tiempo al aburrimiento. Aquellas personas que tengan hijos e hijas menores de 8 años entenderán de lo que hablo. El reto es tremendo, pero se resume en pocas palabras: adaptar lo máximo posible su vida normal al confinamiento.

Adaptar la vida normal

Fijar hábitos y rutinas por escrito

"La primera recomendación y los primeros mensajes que nos llegaron cuando estalló esta crisis del coronavirus hicieron hincapié en la importancia de mantener las rutinas y los hábitos. Estamos en una situación muy anormal y si los perdemos podemos caer en una vida en la que no hay horas y no distinguimos la mañana de la tarde", explica Alicia Peñalva Vélez, licenciada en Pedagogía, y doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad Pública de Navarra, quien asegura que "para que los niños y niñas lleven lo mejor posible este encierro es clave mantener hábitos de la vida normal y variarlos lo menos posible. Son adaptables y flexibles pero necesitan unos hábitos claros". Estas rutinas afectan a todos los ámbitos de la vida: higiene, vestido, alimentación, trabajo, ocio y deporte. "No digo ponerse de punta en blanco pero no podemos estar todos los días zarrapastrosos, de estar por casa, porque no sabemos cuánto va a durar este encierro. Los peques pueden estar cómodos sin ir todo el día en chandal, sobre todo, cuanto mayores son", señala Peñalva. Lo mismo ocurre con la alimentación. "Hay que mantener horarios y las cinco comidas diarias para evitar el picoteo todo el día, y por supuesto respetar el sueño, algo que en el caso de los más pequeños es fundamental", remarca esta profesora. Las rutinas deben extenderse, por supuesto, al ámbito del estudio (o las actividades escolares y establecer unos horarios como si estuvieran en clase. "La rapidez de respuesta del profesorado ha sido admirable y se han puesto con las tareas on line adaptadas por supuesto a los diferentes niveles educativos", asegura esta pedagoga y bromea "han empezado con tanta fuerza que las familias y escolares están abrumados con tanta tarea". La mayoría del alumnado de ESO y Bachillerato están recibiendo una atención educativa on line y la implicación está siendo envidiable. En Primaria, sobre todo, en los últimos cursos también están haciendo uso de recursos telemáticos mientras que el profesorado de Infantil ha enviado actividades y propuestas para trabajar con los más pequeños. "Cuanto más pequeño es el alumno mayor es la necesidad que tienen de que sus padres y madres participen en las actividades. Va a ser difícil porque tenemos que hacer de maestras y no lo somos. Y aunque nos den pautas, tenemos que aprender", explica.

Por último, esta pedagoga recuerda que también hay que mantener ciertos hábitos de ocio y deporte. "Tenemos que movernos. Todos no se van a poner a bailar pero hay que buscar aquella forma que nos sea más fácil de mover el cuerpo de alguna forma. En internet hay miles de tutoriales pero a veces la pereza nos puede y nos tenemos que obligar. También hay que buscar momentos de relajación y puede ser bueno el yoga infantil", remarca esta profesora de la UPNA, que también invita a explorar vías de ocio más allá del tecnológico que ahora todo lo invade. En este sentido, Peñalva incidió en la importancia de racionalizar el uso de las TIC entre los menores de edad "porque sino saldrán de la crisis enganchados al juego on line". Su recomendación es mantener las mismas normas que tenían antes de la cuarentena. "Puede ser más difícil mantenerse firmes en esta situación pero será más fácil si se han definido unas pautas de convivencia y unas normas de uso de las TIC". Y es que, en opinión de esta pedagoga, es fundamental poner todas estas rutinas y hábitos por escrito, que sean consensuadas y situar el horario en una zona de la casa visible para todos.

"Cuando pasa de la cabeza al papel te das cuenta de los objetivos que te has marcado, ves si son posibles o no", señala Peñalva, que aboga por ser realista, establecer objetivos sencillos y organizar el tiempo y el espacio en base a las posibilidades. "Cada familia tiene unas circunstancias, con dos progenitores con teletrabajo o trabajando fuera, o que viven sólo con padre o madre... Las casas son muy distintas, hay que reconvertir los espacios, en todos los hogares no hay ordenador o igual hay uno para cuatro hermanos y deben hacer turnos...", expuso esta profesora. Esta crisis, añade, "está siendo un proceso educativo para toda la ciudadanía" y, como tal es prioritario "tener una planificación adecuada, fijar unos objetivos y definir lo que necesitamos para lograrlos".

Explicar la crisis

Normalizar la situación y verbalizar emociones

Tener ocupadas las horas del día de los más pequeños es sin duda uno de los retos que nos deja esta crisis sanitaria. Pero hay otra cuestión importante y es cómo explicar a los niños y niñas algo que incluso a los adultos nos resulta difícil de entender y aceptar. "Ellos los ven desde otra perspectiva, no ven la entidad que tiene esta crisis y tampoco es necesario que lo hagan. Por supuesto que hay que explicar lo qué está pasando, por qué estamos en casa, por qué no se puede ir al cole ni a la calle, y de nuevo es importante adaptar la explicación a las distintas edades", expone Peñalva, que recuerda que "lo niños y niñas son muy flexibles y adaptables y si nosotros normalizamos el no salir de casa ellos también lo harán. Es importante nuestra actitud, ser piedra angular y mantenernos fuertes. Y por supuesto verbalizar cómo nos sentimos, si estamos agobiados, enfadados...". Otra cuestión difícil de explicar, porque ni los adultos lo sabemos, es la duración de este confinamiento. "Para los más peques el concepto de día es muy amplio. Es mejor decirles que no sabemos cuánto va a durar y centrarnos en lo inmediato. Hoy vamos a hacer esta actividad o esta otra. Con los más mayores lo mismo, y también me parece importante reafirmar el tema de que estamos contribuyendo a que entre todos salgamos de esta crisis", remarca Peñalva. Por último, esta pedagoga puso especial hincapié en la importancia de gestionar las relaciones interpersonales. "No podemos irnos a la calle si nos enfadamos así que tenemos que respirar y contar hasta 10. Con los más peques, cuando les entre el momento frustración y lloren sin saber por qué, debemos respetarles y ayudar a verbalizar lo que sienten", insistió esta profesora, quien abogó por buscar momentos y espacios para estar solos. "Nos estamos viendo todo el día y llevamos 10 días pero esto va a seguir y llegarán momentos malos. Es una carrera de fondo y tenemos que cuidarnos psicológicamente porque habrá días mejores o peores, y tenemos que poner de nuestra parte para sobrellevarlo de lo mejor posible".

CONSEJOS PRÁCTICOS

No son vacaciones, seguir las rutinas escolares. Los niños y niñas deben saber que no están de vacaciones sino que el curso escolar sigue pero desde casa y siempre dentro de las posibilidades de cada familia. Es fundamental mantener los hábitos y seguir con los mismos horarios al levantarse y acostarse, como si tuvieran que ir al colegio o instituto. Lo mismo con la alimentación y el ocio y deporte.

Explicar por qué estamos en casa, qué está pasando y por qué debemos colaborar. La explicación de la crisis del coronavirus debe adaptarse lógicamente a la edad del menor, pero hay que explicar por qué no podemos salir a la calle, por qué debemos lavarnos las manos y por qué aplaudimos al personal sanitario todos los días. Tenemos que hacerles partícipes de lo que ocurre y concienciarles de que entre todos saldremos de esta situación excepcional.

Mantener relaciones virtuales con familiares y amigos. Las nuevas tecnologías son un aliado fundamental en este encierro ya que nos permite mantenernos en contacto con amistades y familia. Es importante hacer siempre que se pueda videollamadas con abuelos/as, amigos y amigas del cole y otros allegados.

Aprovechar el encierro para pasar tiempo de calidad en familia. La vorágine del día a día nos impide muchas veces pasar el tiempo que nos gustaría con nuestra pareja e hijos e hijas. Por ello, este confinamiento puede se una oportunidad para hacer cosas en familia, ver películas juntos, jugar, cocinar y preparar tartas y bizcochos... Tenemos tiempo para darle vueltas al coco y pensar ideas imaginativas para pasar tantas horas de encierro.