- Amada Yolanda Camacho Martínez, de 66 años, sólo desprende palabras de agradecimiento. Voló el 26 de febrero a Guayaquil por un motivo familiar con su hijo parapléjico, de 43 años. Tenía el billete de regreso para el 11 de abril, pero, viendo el devenir de la pandemia, trató de adelantar el vuelo para vivirla en Barañáin, donde se siente segura. Pudo regresar y está ya en casa desde el domingo. "Tengo que agradecer a la cancillería de España en Ecuador, al Gobierno de Navarra y a la concejala de Barañáin del PSN María José Anaut todo lo que me han ayudado para regresar con mi hijo en silla de ruedas".

No fue fácil, pero sólo encontró colaboración. "Fuimos a Ecuador el 26 de febrero. No fue un viaje de placer, sino por un familiar que falleció allí. Estando allí llegó la pandemia a España y, aunque teníamos vuelo de vuelta para el 11 de abril, pedí regresar antes. No hacía nada allí encerrada veinte días.Lo que hay allá te lo pueden contar, pero yo lo viví. No hay guantes ni mascarillas. Yo me desesperaba. Llamé el jueves pasado a la cancillería y el viernes me dijeron que un avión de repatriación salía el sábado. Se puso en contacto conmigo el Gobierno de Navarra y la concejala de Barañáin. Me hicieron un salvoconducto especial por mi hijo parapléjico para ir de mi casa al aeropuerto y poder tomar el avión y otro para que otro de mis hijos nos pudiera ir a recoger en coche a Madrid para traernos a casa. Gracias a Dios, todo fue bien".

Ahora descansan en casa junto a su marido, ya que su hijo no puede regresar al centro Infanta Elena, donde reside durante el año. "Tiene que pasar la cuarentena, pero estoy muy contenta de tenerlo en casa. Si me tenía que quedar más tiempo en Ecuador no iba a tener ayuda para comprar los pañales a mi hijo ni las medicinas. Aunque tengo la doble nacionalidad, quería volver porque la vida aquí en Navarra es buena desde que llegamos hace 20 años".

Insiste en sus agradecimientos. "Hemos vuelto sin tener que pagar más, porque nos cambiaron el billete que ya habíamos comprado. Llamé desde el aeropuerto a mis familiares diciendo que tomaba el avión de regreso y lo veían como algo insólito, difícil de conseguir. Hemos tenido mucha suerte, porque el aeropuerto de Guayaquil a día de hoy ya está cerrado".

También tiene palabras para el centro Infanta Elena "ya que se preocupan y nos llaman para saber si necesitamos algo. Agradezco el interés por parte de todos". Una historia más con final feliz.