Este sábado, 25 de abril, permanecen ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos de toda Navarra, tanto en centros públicos como privados, un total de 47 pacientes. Se trata del valor más bajo en algo más de un mes, cuando el 23 de marzo se situaba en 46 pacientes.

El número de ingresados en las UCI navarras había empezado a escalar desde aproximadamente una semana antes de esa fecha, situándose el 16 de marzo en la decena, hasta alcanzar el pico de ocupación de 95 pacientes, cifra a la que se llegó en poco más de dos semanas, concretamente el 3 de abril. En ese momento, el acumulado de las personas que en algún momento habían requerido atención en alguna unidad de críticos de la Comunidad foral, se situaba en 119.

En estas últimas semanas, la contención y posterior desescalada de la curva epidemiológica ha permitido, en primer lugar, que el acumulado de casos ingresados en todas las UCI navarras haya aumentado en tan sólo diez casos, situándose a día de hoy en 129.

Asimismo, la labor de los equipos de las unidades de Intensivos "ha permitido variar la tendencia en el número de pacientes que requerían esta clase de atención, manteniendo una línea descendente sin apenas fluctuaciones hasta el día de hoy", ha destacado en un comunicado el Gobierno de Navarra.

Las proyecciones estadísticas de los planes de contingencia con los que ha contado el Departamento de Salud "han permitido adelantarse a las necesidades de ocupación, habilitando nuevos puestos para la atención a pacientes críticos en la mayor parte de los centros". En concreto, estos planes contemplaban la posibilidad de aumentar hasta 120 el número de puestos, equipándolos con recursos tanto materiales como humanos.

En este sentido Juan Pedro Tirapu, responsable de las unidades de cuidados intensivos de todos los hospitales, tanto públicos como privados, valora que la dotación de recursos humanos adecuados "ha sido un aspecto fundamental y decisivo durante esta epidemia. En ocasiones se ha puesto el foco en la necesidad de respiradores y camas de UCI, cuando la cuestión esencial era la disponibilidad de profesionales formados".

Tirapu ha destacado "el buen ensamblaje" de los equipos que han trabajado en las unidades de críticos. "Desde un primer momento han sido necesarios el trabajo multidisciplinar y la colaboración estrecha con los intensivistas por parte de profesionales de otros perfiles, como enfermeras, fisioterapeutas o auxiliares, así como por parte de médicos de otras especialidades (anestesia, medicina interna, urgencias, cirugía, rehabilitación). Esta colaboración se ha producido tanto en el momento del ingreso de los pacientes en situación de extrema gravedad, como a lo largo de su evolución en las UCIs, trabajando con la dificultad añadida de utilizar espacios reconvertidos en puestos de críticos, diferentes de los box usados habitualmente", ha subrayado.

El Ejecutivo foral ha recordado que en este proceso se ampliaron a 62 los puestos específicos de UCI y se adecuaron otros 58 fuera de las unidades de Intensivos, ubicados en espacios como salas de endoscopias, de despertar y de Cirugía Mayor Ambulatoria. En la situación actual, en la que, como se indica, hay un descenso mantenido en la presión de la demanda sobre las unidades de intensivos, se ha iniciado progresivamente un proceso de reversión en el que varios de esos puestos excepcionales han ido recuperando su utilidad original, monitorizando la situación por su pudiera producirse un cambio de tendencia.

En cualquier caso, Juan Pedro Tirapu ha subrayado que "queda todavía un trabajo muy importante para sacar adelante los casi 50 pacientes que permanecen en las UCI, todos ellos todavía en situación de gravedad, dependientes en mayor o menor grado de ventilación mecánica y con terapias rehabilitadoras intensas". "Queda también la recuperación física y emocional de nuestros pacientes, así como la de los profesionales, otro aspecto muy relevante. De este trabajo depende la vuelta a una relativa normalidad en las semanas que vienen", ha recalcado.

Alta de la primera paciente ingresada por coronavirus

La primera paciente en ser diagnosticada como COVID-19 en Navarra ha recibido el alta hospitalaria este pasado jueves y se encuentra actualmente terminando su recuperación en su domicilio. Desde su hogar en un barrio obrero de Pamplona, esta mujer de 39 años ha manifestado encontrarse "mejor y más fuerte", si bien, debido a la gravedad de la enfermedad padecida, todavía se encuentra algo cansada y en el proceso de recobrar la plenitud de su condición física.

La paciente, que ha preferido mantenerse en el anonimato, ha querido en cualquier caso subrayar el trato "muy bueno" por parte de los profesionales sanitarios que la han atendido a lo largo de su ingreso en el Complejo Hospitalario de Navarra. "Todos han sido muy agradables conmigo", ha señalado. Recuerda cómo, en el momento de darle el alta, al salir de la planta entre los aplausos de las y los profesionales, quiso agradecer esa amabilidad cantando para ellos, actividad que le apasiona y que "ha echado mucho de menos durante el ingreso".

La paciente, de fuertes convicciones religiosas, ha definido su curación como "un milagro", y ha recomendado al resto de las personas que puedan padecer la enfermedad "que recen, que crean en Dios, y que crean también en los médicos, porque ellos tratan y curan". Ha reiterado su agradecimiento a los médicos, a quienes espera que "Dios les dé inspiración para salvar más vidas".

De origen inmigrante, aunque afincada en la capital navarra desde hace diez años, donde dice sentirse "muy integrada" y contar con una amplia red de amistades. No ha parado de recibir felicitaciones y muestras telefónicas de apoyo desde que regresó a su casa después de 55 días de estancia hospitalaria, 47 de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos del CHN y ocho más en planta de hospitalización.

Casada y con dos hijos, manifiesta que lo peor del proceso ha sido permanecer alejada de su familia, a quien dice "haber extrañado mucho durante todo el tiempo pasado en el hospital". Para el resto de su familia ha sido también "muy duro" tener que permanecer alejados todo este tiempo, "especialmente para el cuidado de los niños". Cabe recordar que su marido también fue diagnosticado de coronavirus y permaneció ingresado en planta de hospitalización del CHN, si bien su estado fue estable durante su ingreso.

La mujer acudió al servicio de Urgencias Generales del Complejo Hospitalario de Navarra en la tarde del 28 de febrero y ese mismo día fue ingresada en la UCI de este centro. Allí ha permanecido durante 47 días, hasta que, tras un prolongado proceso de mejoría, su estado permitió el traslado a una planta de hospitalización el 15 de abril. La larga duración de su proceso ha permitido incluso que la paciente recibiera el alta epidemiológica, es decir, que tuviera PCR negativa para coronavirus, incluso mientras estaba ingresada en la unidad de intensivos, si bien la gravedad de su estado hizo necesario mantener la estancia en la UCI durante más tiempo.

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