s una abstinencia obligatoria que ayuda a los afectados a ver que en la vida no es todo el juego, que hay más alternativas a las que dedicar el tiempo". Habla Raquel Pardo, presidenta de la asociación Aralar, de Pamplona, especializada en tratar adicciones a los juegos de azar y que en la actualidad atiende a unas 90 personas con inclinación patológica al juego, también durante la pandemia del coronavirus. "No hemos hecho ERTE a las personas que trabajan en la asociación, incluidas las dos psicólogas, porque no podemos dejar tirados a nuestros usuarios en estos momentos. Creemos que tenemos que seguir con los tratamientos, aunque sea de forma virtual", señala Pardo, quien añade que "desde que tuvo que cerrar la sede de la asociación, las psicólogas, junto al gestor social, han tratado de contactar con todas las personas vía e-mail o por teléfono, además de tener citas individuales con los afectados y sus personas de apoyo a través de videollamada. También hemos creado unas salas virtuales para hacer terapias grupales que vamos a empezar esta semana".

La presidenta de Aralar apunta que entre las personas que reciben tratamiento en la asociación se "están produciendo algunos casos de nerviosismo y ansiedad durante el confinamiento, porque saben que no pueden jugar aunque quisieran, pero la gente está aprendiendo que el juego no es todo y se pueden hacer más cosas. Están adquiriendo las herramientas para ocupar su tiempo y que sus vidas no gire en torno al juego, lo cual es muy positivo".

Raquel Pardo recuerda que "para que una persona entre en nuestras terapias lo primero que se le pide es la autoprohibición, es decir, que se inscriba en el registro que le impide jugar, también on line. Desde ese punto de vista, nuestros usuarios ahora tampoco podrían jugar, aunque ahora mismo, al estar los bares y salones cerrados, las casas de apuestas, ni siquiera tienen la tentación y eso les refuerza el tratamiento", afirma Pardo.

La presidenta de Aralar advierte, no obstante, de que hay personas que "no están en tratamiento y que, por lo tanto, no tienen la autoprohibición de jugar a través de Internet, que ahora tienen mucho tiempo para jugar y que pueden estar gastando mucho dinero". En este sentido apunta que casi unas 30 personas se quedaron a las puertas de iniciar la terapia en Aralar al decretarse el estado de alarma. "Deberemos estar muy atentos a qué pasa cuando acabe el confinamiento".