- La ministra de Educación, Isabel Celaá, explicó el lunes en una entrevista que las clases tendrán que reducir su número de alumnos a la mitad el próximo curso 2020-2021, con un máximo de 15 por aula, si antes no llega la vacuna contra el coronavirus. Además, informó de que, en este supuesto, habría que compaginar la docencia presencial con la telemática. "Es en lo que estamos trabajando para el curso 20-21. Si no hay un remedio, los centros tendrán que estar a la mitad de su capacidad. Esto obliga a que una parte de alumnos estén trabajando presencialmente y otra parte, telemáticamente", explicó Celaá.

Al respecto, la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, afirmó ayer que el Ejecutivo foral dialogará con "todos los agentes" del ámbito educativo "antes de tomar una decisión de cómo organizar la vuelta al colegio en septiembre". El 13 de mayo tendrá lugar una Comisión de Educación en el Parlamento foral, en la cual está previsto que el consejero de Educación, Carlos Gimeno, ofrezca información al respecto.

En una primera impresión, representantes del sector educativo navarro ve dificultades para poder aplicar estas medidas. "Quedan muchos detalles por concretar, pero es verdad que exige un cambio metodológico importante y sobre todo una gran inversión en las aulas para que, al mismo tiempo que se esté dando una clase, esta se pueda emitir para que los demás alumnos la puedan seguir desde sus casas", señaló Mikel Rodríguez, representante de la patronal CECE Navarra, quien apuntó que habrá que tener en cuenta "de qué va acompañada esa propuesta. Si no va con nada más, es muy difícil porque no tenemos los equipamientos necesarios. Si va con una dotación presupuestaria, es distinto", comentó.

Juan Carlos Turumbay, secretario de ADIPNA, planteó la diversidad del alumnado y sus diferentes necesidades. "Habría que ver la situación de cada familia, y luego estudiar la medida, no solo en cada comunidad, sino en cada centro y cada etapa, porque las realidades son muy distintas", señaló. Josu Mena, presidente de la ADI, puso de manifiesto el problema de la brecha digital, "que puede ser más bien social", y aseguró que para "bajar las ratios habría que subir el profesorado. No es posible bajarlas y seguir con el mismo porque no pueden llevar a cabo los grupos", valoró.