i el cielo encapotado y amenazante rebajó el deseo de los navarros de sentarse en una terraza de hostelería para degustar un café, un vino, una caña o un frito. Había ganas de salir y tomar algo, de que las cafetería y bares sirvieran de punto de encuentro con la familia, con los amigos o con las copas y las tazas de siempre.

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Las terrazas reabren sus servicios

La mayoría de establecimientos no levantó la persiana, pero los pocos que lo hicieron tuvieron incluso alguna cola de clientela. El respeto a la distancia de seguridad y las medidas de higiene hacían que el bullir no fuera el de siempre. La Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra cifró en un 10% los establecimientos abiertos. Su secretario general, Nacho Calvo, afirmó que las aperturas fueron escasas por que "a día de hoy era muy poca la seguridad jurídica para abrir". Pronosticó más aperturas a final de semana, una vez que se aclaren también las dudas del sector, los ERTE y los protocolos de higiene", con los se va a impulsar a nivel nacional un sello denominado Hostelería segura.

Aunque, como queda dicho, la apertura de establecimientos fue muy limitada, aquellos que abrieron ayer en Navarra recibieron a clientes desde primera hora, dispuestos a tomar algo en la terraza aunque fuera a costa de desafiar el tiempo. Dos de las personas que no dudaron en aprovechar este momento fueron las amigas Estrella Meras y Cristina Medrano, ambas de 18 años. "Hemos salido a primera hora porque ya no podíamos más", confesaron. Procedentes de Buztintxuri y Sarriguren, respectivamente, acudieron a la Cafetería Artea, situada en la Plaza del Consejo, a desayunar un café, un colacao y un garrote antes de ir a dar una vuelta por las tiendas. "Hay menos gente y no se me ha hecho tan raro como pensaba que se me iba a hacer", expresó Meras, mientras que para Medrano estaba siendo "un día como los de antes".

Mientras conversaban, el gerente de la cafetería, Daniel González, servía las bebidas a los clientes sentados en la terraza. "No sabíamos si se iba a trabajar o bien o no, pero hemos abierto a las 8.00 y la mañana está yendo bastante bien. Suponemos que la semana va a ser un poco tranquila, sobre todo porque está el tiempo revuelto, pero iremos viendo cómo va evolucionando", explicó.

De momento, su intención era abrir solo por las mañanas, ya que cree que "se va a trabajar más que a la tarde, porque esas horas son más de cerveza y el buen tiempo ayuda". Aún así, las dudas por si se equivoca no le dejaron tenerlo claro del todo. Quienes se acercaron a la terraza pidieron sobre todo desayunos como cafés, tostadas y algo de bollería. Entre las personas se pudo ver a grupos de jóvenes, matrimonios o personas que iban a trabajar. "No mucha gente mayor, eso sí es cierto", apuntó González, quien trabaja junto a otro compañero cuando habitualmente son seis o siete.

Otro de los establecimientos que abrió sus puertas y y ya tenía clientes a primera hora de la mañana fue The Cookie Shop, un pequeño local que tiene su terraza en plena plaza del Ayuntamiento. David García, su copropietario, resumió la primera mañana de trabajo como "un poquito mejor de lo esperado. No es que esté siendo bueno, pero esperábamos una respuesta bastante floja y estamos entretenidos. No sé si esto responde a que las expectativas eran demasiado bajas", admitió.

A pesar de no tener la afluencia que tiene habitualmente este lugar emblemático de la ciudad, en la terraza, la respuesta de los vecinos y vecinas fue buena desde el principio. "Creo que la gente está con muchas ganas de salir y de tomarse un café que no sea el que te haces en casa", valoró García, quien preparaba bandejas de cookies para enviarlas a domicilio. Presencialmente, siguen ofreciendo el mismo servicio, y "si la gente responde bien" seguirá así; si no funciona, valorará hacer algún cambio.

Una de las grandes preocupaciones de los hosteleros era la previsión del tiempo para esta semana en Pamplona, ya que esto puede hacer que la ciudadanía se anime menos a ir a las terrazas. "Tenemos miedo. Imagínate, de estar en casa con 30 grados a ver que el día que vas a abrir la previsión es de lluvias y frío... Si psicológicamente ya estás un poco justo, esto es añadir un poco más. El tiempo influye mucho", lamentó.

Lo que le animó a abrir el establecimiento fueron "a necesidad, porque estábamos en una situación mala. Estás en tu casa muy agobiado, asustado, y con una impotencia que necesitas hacer algo", admitió. Una vez con el local abierto, donde imperan las normas de higiene y de seguridad, García aseguró que "la gente está más concienciada de lo que creía. Hemos sido también estrictos", aseguró.

En la calle, Lidia Soto y Javier Martínez ocupaban una mesa mientras tomaban un café. En cuanto a las medidas, Martínez observó que "la gente respeta y los bares también respetan la distancia". Por su parte, Soto añadió que "de alguna manera hay que encontrar el equilibrio, ya no solo en tu salud, sino para colaborar también con los negocios", opinó.