- El fin del confinamiento forzoso en los hogares desde el 14 de marzo y la desescalada hasta entrar en la denominada nueva normalidad esta coincidiendo con la llegada del verano y de las vacaciones. Una normalidad con mascarilla, distanciamiento físico pero que ha supuesto que podamos volver a relacionarnos con las amistades, salir de las viviendas sin restricciones, hacer deporte y volver a enfrentarnos a los rayos solares y otros agentes externos. Por ello, los especialistas advierten de la necesidad de disfrutar del sol, aunque sin riesgos tras el duro claustro vivido por la población.

En este sentido, Susana Mezquita, experta del Departamento Científico de Cinfa, considera que la nueva situación puede poner en serio compromiso la salud de nuestra epidermis. "El poder disfrutar de un fin de semana de ocio al aire libre, unido a las incontenibles y lógicos deseos de pasear al aire libre y también del sol, suponen un cóctel explosivo para la piel", explica.

Considera que debemos de tener en cuenta que su vulnerabilidad es mayor que nunca, ya que otros años por estas fechas se había habituado de forma paulatina a los efectos de los rayos solares y, cuando llegaba el verano, ya contaba con cierta pigmentación. Desde hace algunas semanas, sin embargo, y más durante los próximos meses, gran número de personas se expondrán por vez primera a sus rayos de forma brusca y, sobre todo, en un momento en que la intensidad de las radiaciones es muy elevada como desde el mediodía, hasta las cuatro de la tarde", explica Susana Mezquita.

Por ello, a juicio de esta especialista, el riesgo de padecer las consecuencias negativas de la exposición solar crecerá este verano. ¿Qué problemas hay que prevenir? "Las quemaduras, el fotoenvejecimiento y las manchas, así como a largo plazo, el cáncer de piel", subraya como algunos de esos efectos nocivos que puede provocar si no tomamos las medidas precisas

Sobre la prevención para no dañar nuestra piel, la experta de Cinfa, aboga por una exposición gradual frente al astro rey. "Tras estos meses de confinamiento -siempre, pero este año aún más- tenemos que dosificar el número de horas que pasamos bajo sus rayos. Principalmente, los primeros días de playa, piscina, monte o naturaleza, es necesario controlar el tiempo de exposición e ir de menos a más. La experta recomienda comenzar por una hora al día y luego ir alargando el tiempo, aunque "eso sí al margen de las horas centrales del día", apostilla.

La especialista nos indica también la necesidad de echar mano de barreras físicas habituales en estos meses como los sombreros y las gafas de sol y, por supuesto, hacernos con un buen fotoprotector que nos proteja contra todos los tipos de radiaciones. A saber: la infrarroja, la ultravioleta y la visible.

Además, tras la etapa crítica de covid-19 más aguda, las mascarillas ayudan contra el contagio, pero no al cien por cien y, por supuesto, no protegen del sol. "No hay que confiar en ellas para evitar los efectos de los ultravioletas, ya que el material del material es otra y solo nos cubre la zona de la boca y la nariz", sostiene, al tiempo que hace especial hincapié en aplicarnos siempre el fotoprotector por todo nuestro rostro y cuello.

La especialista insiste también en que si, debido a las circunstancias provocadas por el virus del covid, que sigue en activo por nuestro entorno, se decide no salir de la localidad habitual, "también es preciso protegernos del sol, que no entiende de localidades. Por eso, aunque no estemos en algún destino turístico o costero igualmente debemos resguardarnos de los rayos solares con una adecuada fotoprotección", alerta la especialista.

A fin de acostumbrar a tu piel de nuevo al sol; no estés más de una o dos horas el primer día de playa, piscina o parque.

Los rayos solares son más fuertes entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde. También la altitud incrementa la peligrosidad del sol.

A través de canales como la Agencia Estatal de Metereología (AEMET). A partir de las 6 se deben de exremar las medidas de fotoprotección.

Porque lo mejor del sol suelen ser la sombra.

Pero recuerda que su protección no es total. Y que la mascarilla no protege del sol.

Nunca te apliques factor de protrección inferior a 30 y elige productos cuyo envase que especifique de todos los tipos de radiaciones solares. Póntelo media hora antes de exponerte al sol y reaplicalo cada dos horas y tras el baño. Elige, además, bálsamos labiales que tengan filtros solares.

Los colores oscuros protegen más que los claros y algunos tejidos, como el algodón. El sombrero mejor de ala ancha.

Las gafas deben de tener una protección 100% frente a los rayos UV y deben estar homolagas por la Unión Europea.

Los menores de 1 año nunca deben ser expuestos directamente al sol y, cuando tengan 2 o 3 años, sus progenitores deben extremar todas las medidas de fotoprotección (prendas de vestir, gorros y gafas de sol), así como aplicarles fotoprotectores específicos para niños con SPF 50+ y el símbolo UVA.

Estas salas, en muchos países europeos están prohibidas, no protegen frente al fotoenvejecimiento y conlleva un riesgo de cáncer de piel, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Tras el confinamiento, el riesgo a la exposición solar crecerá de forma considerable este verano"

Experta científica de Cinfa