"Se trata de parar al virus, no de castigar a nadie. No valoramos qué ha hecho cada persona, ni dónde, ni con quién, sino la importancia de adoptar medidas al haber estado en contacto con una que ha dado positivo a la covid-19".

Este es el mensaje que tramite la enfermera Rocío Loma-Osorio, coordinadora de la Unidad COVID del Sistema Riojano de Salud, en la que se integran los equipos de rastreadores y donde Efe ha estado con algunos de sus miembros, entre los que figuran una treintena de médicos jubilados que colaboran de forma voluntaria.

"Buenos días. Soy Rocío Loma-Osorio, enfermera de la Unidad COVID y del grupo de rastreadores. ¿Cómo está? Nos ha dado su contacto una persona que es positiva a coronavirus".

Así empieza la conversación telefónica que estos profesionales, que ahora son uno por cada 3.700 habitantes, uno de los porcentajes más altos de España, mantienen cuando inician el rastreo de los contactos facilitados por una persona infectada de la covid-19.

Son capaces de localizar a entre 6 y 8 contactos estrechos, lo que sitúa a La Rioja entre las comunidades con más detecciones por cada persona enferma de coronavirus.

"Una vez que asumen lo que les hemos contado, les decimos que vamos a hacer dos cosas: ellos, de forma preventiva, tienen que guardar una cuarentena de 10 días en sus casas y nosotros les damos cita para hacerse la PCR y, en función del resultado, adoptamos las medidas que correspondan", ha añadido.

La respuesta de la gran mayoría de los contactados es "muy receptiva y satisfactoria", pero, en ocasiones, "no es la más adecuada" porque, por ejemplo, no quieren confinarse o cuelgan el teléfono, "los menos"; pero si no son capaces de convencerles, se traspasa el caso a otros servicios para encontrar la mejor solución.

Esta enfermera, con más de 25 años de experiencia profesional, vivió los primeros meses de la pandemia en el centro de salud de Arnedo (La Rioja), con seguridad en el trabajo, de forma "estresante" y con "miedo" por si podía contagiar el coronavirus a su familia.

Tras su labor asistencial, le propusieron el "reto" de coordinar al grupo multidisciplinar de rastreadores, en donde es muy importante la investigación, la coordinación y el trabajo en equipo día a día para tratar de frenar la expansión del virus.

Médicos jubilados

En ello también coincide Joaquín Yangüela, quien coordina a la treintena de médicos jubilados que se han convertido, desde hace unos quince días, como voluntarios, en rastreadores, labor que iniciaron desde el Hospital San Pedro de Logroño y que ahora desarrollan desde sus domicilios para evitar riesgos.

"Las personas que tienen que guardar cuarentena por haber estado con una que es positiva deben sentirse acompañadas, por lo que les llamamos de forma asidua e, incluso, llegamos a establecer cierto vínculo", indica Yangüela, quien cuenta como anécdota que una de ellas le ha pedido ser amigos en Facebook y, "aunque yo no suelo entrar mucho, lo he hecho -afirma-".

Tras más de 42 años como médico, lleva nueve jubilado y no dudó, al igual que otros compañeros, en incorporarse a la lucha contra la pandemia, con el deseo de "ser útiles y hacer algo positivo", pero conscientes de que, por la edad, son un grupo de riesgo, lo que no les impide colaborar como rastreadores.

Un grupo de médicos jubilados suele quedar para verse, charlar o jugar al mus, explica, y, cuando empezó la pandemia, les propusieron si podían ayudar y, "encantados", se apuntaron como voluntarios para comunicar por teléfono el resultado de las pruebas PCR a las personas afectadas.

Fueron días "intensos" porque, en las jornadas más complicadas de la crisis, se llegaron a hacer un millar de PCR diarias en La Rioja; y, cuando esa tarea la han ido asumiendo los médicos de cabecera, se les ofreció colaborar como rastreadores y "en eso estamos -dice-".

"Llamamos de forma periódica, durante unos diez días, a las personas que están aisladas en su domicilio para saber cómo están -explica-, si tienen síntomas y si los tienen, lo comunicamos rápidamente para que el médico de cabecera las controle y repita las pruebas".

Subraya que están "encantados" con ser rastreadores y destaca que las personas con las que hablan "están haciendo muy bien las cosas".

Médicos en activo y eméritos, enfermeros, microbiólogos, epidemiólogos, trabajadores sociales y administrativos son algunos de los perfiles de las 85 personas que actualmente son rastreadores en la comunidad riojana.

"No se puede bajar la guardia"

Este grupo se puso en marcha con un rastreador por cada 5.000 personas, ahora es de uno por cada 3.700, superior al considerado como umbral óptimo de uno por cada 5.500; y "se llegará hasta donde haga falta", ha señalado a Efe el director del Área de Salud de La Rioja, Alberto Lafuente.

"Una vez que ha pasado lo más duro de la pandemia durante los últimos meses, ahora toca lo más difícil", ha insistido, porque "el virus está entre nosotros y no podemos bajar la guardia ni relajarnos", por lo que son "vitales" los rastreadores.

Es importante el número de rastreadores y su vinculación con Atención Primaria y Vigilancia Epidemiológica, pero "hay que ser conscientes de que se puede transmitir la enfermedad siendo asintomáticos, por lo que todos tenemos que ser muy responsables en todos los ámbitos", concluye.