a detección y el aislamiento de contactos estrechos de positivos y, lógicamente, de los propios positivos está resultando una de las medidas más efectivas a la hora de mantener a raya los brotes que han ido surgiendo en Navarra y en el resto del Estado. Ponerle cerco al virus y cortar así la cadena de transmisión es fundamental para que la situación se estabilice y los contagios no se propaguen llegando a una transmisión comunitaria. Por ello, el quedarse en casa cumpliendo los 14 días de cuarentena es un acto de responsabilidad por la salud pública y de solidaridad con las personas que nos rodean. En este sentido, la inmensa mayoría de los más de 8.300 navarros y navarras que desde el pasado 11 de mayo se han visto abocados a esta situación lo han comprendido y han cumplido el aislamiento de manera integra, cortando así la cadena de contagios.

No obstante, siempre hay excepciones y el Departamento de Salud, desde que se iniciaran los brotes, ha detectado tres casos de personas que han incumplido las medidas de aislamiento. Dos de ellos han requerido la intervención de la Policía Foral para asegurar que se cumple el aislamiento de estas personas por razones de salud pública. "Nosotros no vamos por las casas de los positivos, sino que nos llaman desde Salud porque no se localiza a una persona que tiene que estar en aislamiento y entonces nos movilizamos", comentan desde la Policía Foral.

Las dos únicas intervenciones que han tenido que realizar en estos meses han sido en Pamplona y Sunbilla. En esta última localidad, una persona que debía estar confinada había realizado varios desplazamientos fuera de la localidad. Ante esta situación, se requirió la presencia de agentes del cuerpo autonómico que se trasladaron hasta Sunbilla para controlar que la persona no volviese a saltarse el confinamiento. El otro caso tuvo lugar en Pamplona, donde los agentes se trasladaron al domicilio de una persona que también se había saltado la cuarentena. "A estas personas se les identifica, se piden sus datos y se les propone para sanción", apuntan desde Policía Foral.

Los casos han sido anecdóticos y desde el Departamento de Salud tratan de que recurrir a la intervención policial sea la última solución y que se realice con todas las garantías. Pero antes de eso hay otros recursos intermedios para tratar de impedir que tanto los positivos por covid-19 como sus contactos se salten la cuarentena, como el equipo de rastreo, el centro de salud o los trabajadores sociales.

Quienes primero entran en contacto con ellos son los profesionales del equipo de rastreo, encargado de llamar a los contactos estrechos de los positivos que detecta Salud -personas que hayan estado a menos de dos metros de la persona contagiada, durante más de 15 minutos y sin protección en las últimas 48 horas- para comunicarles que deben realizarse una prueba PCR e iniciar un aislamiento que, actualmente, es de 14 días. Ellos son los primeros en comunicar estas medidas y de tratar de hacer entender a la persona que es algo fundamental por su propio bien y el de todos. Una tarea imprescindible y que mayoritariamente suele ser aceptada, aunque se han encontrado con algún caso en el que la labor de persuasión ha tenido que ser más intensa de lo normal.

Tras ellos, en caso de incumplimiento de las medidas, se agotan el resto de vías ordinarias que constan de la mediación a través del centro de salud o de los trabajadores sociales, que tratarían de intervenir para convencer a la persona de la importancia de realizar la cuarentena.

Una vez agotadas estas vías, se recurriría a la intervención policial, que se haría con todas las garantías y que iría precedida de una Orden Foral de la consejera de Salud. Asimismo, este control de los positivos y sus contactos, en caso de que se salten las medidas de aislamiento, se ampara en el artículo 2 de la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de Medidas Especiales en materia de Salud Pública, que dispone que las autoridades sanitarias competentes "podrán adoptar medidas de control cuando se aprecien indicios racionales que permitan suponer la existencia de peligro para la salud de la población debido a la situación sanitaria concreta de una persona o grupo de personas o por las condiciones sanitarias en que se desarrolle una actividad".

Asimismo, en el artículo 3 de esta norma se permite que, con el fin de controlar las enfermedades transmisibles, la autoridad sanitaria, además de realizar las acciones preventivas generales, "podrá adoptar las medidas oportunas para el control de los enfermos, de las personas que estén o hayan estado en contacto con los mismos y del medio ambiente inmediato".