- Los ataques contra cooperantes o trabajadores humanitarios en todo el mundo alcanzaron en 2019 un nuevo récord, con un total de 277 incidentes de violencia, en los que 483 de ellos fueron asesinados, secuestrados o heridos, según el informe anual publicado ayer por Humanitarian Outcomes.

Pese al incremento en los ataques, los 125 trabajadores humanitarios asesinados suponen un descenso con respecto a los 131 que se registraron en 2018. Además, 234 resultaron heridos y 124 fueron secuestrados durante 2019 de acuerdo con el Informe sobre Seguridad del Trabajador Humanitario.

El país con más ataques contra el personal humanitario fue Siria, con 47, seguido por Sudán del Sur, República Democrática del Congo (RDC), Afganistán y República Centroafricana (RCA). Además de encabezar por primera vez el listado de los países con más ataques, Siria fue también el país con más muertos, 36, en su mayoría por bombardeos y explosivos.

Estos cinco países también encabezaron el listado en 2018, con más del 60% de los incidentes, pero se les ha sumado en el último año Yemen y Malí, donde los ataques contra trabajadores humanitarios se han duplicado. Además, el número de países en los que hubo en ataques aumentó hasta los 41, frente a los 35 de 2018.

En lo que se refiere a RDC, según el informe, 15 de los 27 ataques registrados fueron cometidos contra trabajadores de la salud que participan en la respuesta frente al ébola. De ellos, una tercera parte fueron cometidos por miembros de las propias comunidades por temor o desinformación en torno a la enfermedad.

“Servimos a los más vulnerables del mundo con comida, agua y refugio y aún así cada vez más estamos en la línea de fuego por intentar salvar vidas”, lamentó el secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Jan Egeland, en una primera valoración de los datos preliminares del informe.

“No podemos hacer nuestro trabajo si nos arriesgamos a ser bombardeados, asesinados o secuestrados”, advirtió, subrayando que quienes atacan a los trabajadores humanitarios “no operan en un vacío”. Según Egeland, “reciben armas, fondos y apoyo logístico de todo el mundo”, por lo que pidió acabar con la impunidad.

“La nueva realidad del coronavirus hace que la entrega de ayuda sea aún más peligrosa”, destacó, por lo que pidió a “líderes diplomáticos, militares, religiosos y políticos que hagan más para proteger a nuestros trabajadores en el terreno de la violencia armada”. “No son un objetivo”, zanjó.

“No podemos hacer nuestro trabajo si nos arriesgamos a ser bombardeados”

Secretario general del NRC