Las agujas del reloj seguían corriendo la madrugada del jueves aunque las vidas de muchos vecinos de Lizoáin-Arriasgoiti parecieron detenerse por un instante que se sintió eterno cuando el valle fue azotado por más de 80 temblores -dos de ellos de 4,4 y 4,6 de magnitud-, siendo el movimiento sísmico de mayor intensidad desde el registrado en 2004 con epicentro en la misma localidad.No se sintió un movimiento excesivo, ni siquiera se cayeron los cuadros de las paredes o los marcos de las cómodas. Fue un estallido similar al de una bomba lo que despertó violentamente al matrimonio formado por Txaro Begue y Fermín Lizarraga, vecinos de Lizoáin, que aseguraron no haber tenido un solo día de descanso sin temblores desde el pasado 30 de agosto, cuando el enjambre sísmico con epicentro en esta localidad despertó. Desde entonces, los vecinos están siempre alerta, aguardando a que pase una vez más y y esperando que no los pille de noche. "Durante el día, mientras estamos haciendo cosas, los temblores son menos perceptibles. El problema es cuando estás parado en la cama, entonces sientes hasta los que no hay, siempre pensando que este será el preámbulo de un terremoto mucho mayor", aseguró Lizarraga.

Julian Lizarraga señala un desperfecto en su casa, provocado por los terremotos. JAVIER BERGASA

En este sentido, Begue narró que el denso silencio de la noche se vio eclipsado por un "sonido sordo mantenido entre temblor y temblor", algo que robó el sueño al matrimonio que ya tenía "el miedo metido en los huesos". Los daños materiales manifestados en forma de grietas en algunas de las viviendas no fueron nada comparados con la sensación de intranquilidad que dejaron a su paso los temblores: "Los expertos hablan de que no habrá ningún terremoto catastrófico en Navarra, pero después de lo de ayer -cuando Lizoáin fue epicentro de dos fuertes terremotos de 4,6 y 4,4 grados en la escala Richter- tenemos una sensación de vulnerabilidad que no se pasa", admitieron.

EN BUSCA DEL CALOR VECINAL Fue también la negrura de la noche sumada a la sensación de soledad lo que hizo que dos mujeres de Lizoáin marcaran las teclas de sus teléfonos buscando el consuelo de otros vecinos que pasaban la noche sin más compañía bajo el mismo techo. "Estaban solas en sus casas así que decidieron vestirse y salir a la calle juntas para pasar la noche sentadas en un banco, pensando que estarían más seguras. En mi opinión tuvieron una gran capacidad de reacción, y es que, por mucho que no se pueda hacer nada para evitar lo que está pasando, estar acompañado ayuda a pasar el mal rato", contó Begue.

Aunque no física, el matrimonio también buscó la compañía y el apoyo de sus vecinos a través del móvil: "Lo primero que hicimos al despertarnos con el terremoto fue mirar el grupo de WhatsApp del pueblo. Solo el saber que ellos estaban pasando por lo mismo y compartir el miedo irremediable que tuvimos todos nos hizo sentirnos arropados", aseguró el matrimonio.

Los repetidos movimientos sísmicos provocaron desperfectos como grietas en algunas viviendas de Lizoáin.

Una vez calmada la sensación de desasosiego que les provocó la noche anterior, ayer por la tarde Begue y Lizarraga caminaron por el pueblo fijándose en cada rincón en búsqueda de nuevas grietas. "Mira, esta raja es de ahora, pero aquella salió con los terremotos de 2004. También hubo vigas que se abrieron de lado a lado, suerte que esta vez no ha pasado", señalaron.

Durante el paseo se cruzaron con Julen Aranguena, concejal del pueblo que trabajaba en su huerta frente a la casa de Julian Lizarraga, que también salió a saludar al escuchar voces. "¿Qué tal habéis pasado los meneos de la noche? Yo me he tenido que echar una siesta porque no he pegado ojo. No creo que haya podido dormir nadie en este pueblo", comentó este último, quien explicó que ni siquiera había podido ver la tele con nitidez desde la madrugada del jueves, "yo creo que la explosión ha tenido algo que ver. Estaba sentado en el sofá y no solo noté que se movieran los muebles, toda la casa se tambaleaba, suelo y paredes incluidos", aseguró. "Ya te creo, sí. Yo estaba en la fábrica cuando una máquina se nos paró porque del movimiento se le había soltado una pieza", interrumpió Carlos Aranguren, que también paseaba por Lizoáin, quien pasó la noche anterior trabajando en Urroz, en la empresa de estampación e inyección NIENSA.

LA RED SÍSMICA NACIONAL ESTUDIARÁ LA ZONA Todavía con el malestar en el cuerpo y aprovechando la reunión vecinal improvisada, Begue creyó que sería buena idea proponer una sesión informativa de la mano de un experto "para que nos explique la situación sísmica actual y en qué puede derivar para calmar la ansiedad generalizada en el pueblo".

Una idea con la que el alcalde del Valle, Koldo Albira, coincidió. Sin embargo, este señaló que "será una idea para proponer a medio plazo, cuando veamos cómo podemos gestionar las medidas preventivas" frente al covid-19. En esta línea, el ayuntamiento de Lizoáin-Arriasgoiti repartió ayer en los distintos pueblos del Valle una serie de documentos y vídeos informativos recopilados en prensa para despejar algunas dudas.

Asimismo, Albira anunció ayer que la Red Sísmica Nacional trasladará a Zunzarren un vehículo equipado con instrumental para poder hacer un estudio más profundo de la actividad sísmica de la zona. "No sé si esto tranquilizará a los vecinos o los pondrá más en alerta. El ambiente general del Valle era bueno hasta la madrugada del jueves, pero después de los últimos dos terremotos ya no hay nadie que pueda decir que esta tranquilo. Es una situación complicada de gestionar emocionalmente", concluyó.

El seísmo de 4.6 fue sentido en todos estos lugares:

La tierra sigue temblando este viernes. De madrugada se ha registrado una decena de terremotos, tres de 2.5 entre las 3 y las 5 h y uno de 2.3 a las 07:49 horas de la mañana