legó el confinamiento y con él la suspensión de las extraescolares, los entrenamientos de fútbol, baloncesto, pelota y de cualquier otro tipo de deporte. En mitad de marzo, y de un día para otro, los menores se quedaron sin poder realizar las actividades a la que estaban acostumbrados en sus rutinas. Algunos intentaron seguir haciendo deporte en sus casas, pero está claro que no es lo mismo que hacerlo al aire libre, con compañeros y con los medios necesarios y la realidad es que descendió la actividad física de los menores navarros a la par que ascendía el uso de las pantallas del móvil, el ordenador, la tablet o la televisión.

Según un estudio de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), desarrollado por el grupo de investigación ELIKOS, refleja que la actividad física entre los menores de 8 a 16 años de esta comunidad se redujo durante el confinamiento en 90 minutos diarios, mientras que por el contrario aumentó en 120 el uso de pantallas. Las autoras del estudio, publicado por la revista científica Pediatric Obesity y financiado por el departamento de Educación, destacan que estos cambios fueron aún más marcados en la población infantil en situaciones de vulnerabilidad social.

En su opinión, “las medidas adoptadas durante el estado de alarma como consecuencia de la pandemia por covid-19 han tenido importantes consecuencias en los niveles de actividad física, los comportamientos sedentarios y la salud física y mental de los niños”. Se trata de datos “especialmente preocupantes” ya que para el trabajo se evaluó a una población con prevalencias de inactividad física (60%), excesivo tiempo de uso de pantallas (61%) y baja adherencia a la dieta mediterránea (77%) ya “elevadísimas” antes del confinamiento, aumentando el riesgo de desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles.

Las investigadoras han observado ademas que estos índices y el riesgo de desarrollar obesidad u otras enfermedades son más elevados entre los escolares de familias con menor nivel educativo o de origen extranjero, donde la prevalencia de sobrepeso u obesidad infantil alcanzaba el 39% del colectivo ya antes de la pandemia. Para las autores del estudio son datos que “deberían ser tenidos en cuenta por las instituciones educativas y de salud pública en futuras estrategias de protección ante la covid-19 para los niños”.

En este sentido, recuerdan que los expertos consideran la obesidad infantil una epidemia global que amenaza el bienestar colectivo y el desarrollo de las sociedades, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Asimismo, la OMS indica por su parte que la obesidad infantil puede reducir la esperanza de vida de próximas generaciones.