a pandemia de la covid-19 nos ha dejado sin muchas celebraciones este año, y el Colegio Claret Larraona y el Colegio Mayor Larraona no han sido excepción, porque se han quedado sin poder celebrar nada menos que su 50 aniversario, relató Aitor Kamiruaga Mieza, claretiano de 53 años y actual director general del colegio, quien explicó que aunque no hay acto como tal, lo que sí han podido hacer es crear un himno y un logotipo para conmemorar la efeméride.

Actualmente hay 828 alumnos en el instituto y 200 universitarios en el Colegio Mayor. El director contó que las cosas eran muy diferentes hace medio siglo, en octubre de 1970, fecha en la que se fundaron ambos centros. Ese año, el Colegio de enseñanza Cardenal Larraona contó únicamente con 171 alumnos. Los centros están ubicados en lo que hoy es el barrio de Iturrama, pero por aquella época la situación de la zona era muy diferente. "Algunos claretianos de la curia de Roma eran reticentes a hacerlo ahí, porque no había nada, si se hizo fue por la insistencia de los claretianos de Pamplona", relató.

La historia del centro Larraona muestra un crecimiento continuado, ya que durante su existencia han pasado por las aulas un total de 4.190 escolares. Asimismo, por los pasillos del Colegio Mayor han pasado 5.000 jóvenes universitarios. "Son cifras similares. Sin embargo hay que tener en cuenta que en la residencia los estudiantes suelen permanecer dos años, pero que la etapa colegial abarca quince años", recordó.

A lo largo de su historia han ocurrido muchos hechos relevantes en el colegio, como la incorporación de las chicas en las aulas, a partir de 1984-85. Ese año, en 1º de BUP (lo que ahora se corresponde con 3º de la ESO), había 3 chicas en una clase con otros 30 chicos. "Aquello debió de parecerles un horror, pero luego ya fue aumentando la presencia femenina", narró. Otro de los momentos de mayor importancia llegó a partir de 1999, cuando por fin la institución ofertó los dos cursos de Bachillerato, ya que antes los alumnos terminaban su educación en el colegio Ursulinas.

Carlos Pagola Echauri, claretiano pamplonés de 83 años, comenzó a impartir clases en esta escuela en el año 74 y recordó lo que para él fue una de las épocas más memorables del Colegio Mayor. En la época de la transición española, de 1975 a 1978, durante el primer mandato de Adolfo Suárez, desde el centro organizaban charlas con personalidades que en esos años estaban en el candelero. Rememoró cómo José Luis Guinea, el director de aquella época, animaba a los universitarios a acudir a las charlas que se organizaban, pero que también invitaba a todo el que quisiera ir. "Para mucha gente era como abrir la ventana al aire fresco, ya que no había en Pamplona ningún sitio así". Llegaron a pasar por el salón de actos del Colegio Mayor políticos como Jordi Pujol, José Antonio Labordeta, Santiago Carrillo, Manuel Fraga; religiosos como el obispo José María Setién, Ignacio Ellacuría, el jesuita asesinado durante la guerra civil de El Salvador; filósofos como José Luis L. Aranguren; además de todos los presidentes del Gobierno de Navarra desde el inicio de la Democracia y todos los alcaldes de Pamplona. "Se han seguido organizando charlas, pero no han tenido la trascendencia que tuvieron antes, ya que los personajes públicos empezaron a querer cobrar por ir a los sitios", explicó el antiguo profesor.

Carlos Pagola también destacó la relevancia en estos 50 años de la ayuda a misiones en Bolivia a través de la asociación Proclade. "Empezamos hacia el año 70, cuando se fundó el colegio. Sin duda, esta ha sido una de las labores más gratificantes que hemos desarrollado, porque el nivel de enseñanza en esa zona de Bolivia era muy bajo, de una ignorancia casi total, y gracias a la educación que proporcionamos hubo gente que llegó a a la universidad y a doctorarse", afirmó. También Aitor Kamiruaga destacó la relevancia de esta actividad. "Colaboramos con la ONG Proclade Yanapay, apadrinando niños en la misión del norte de Potosí, en Bolivia. Algunos exalumnos van de voluntarios, por ejemplo Víctor Guerendiáin, nuestro primer director, ha pasado allí 30 años ayudando".

Asimismo, Kamiruaga indicó que durante el curso se llevan a cabo muchas otras actividades del estilo, como el mercadillo de Solidaridad, la recolecta de comida con la Operación Kilo en Navidad, así como visitas a residencias de ancianos, catequesis, colonias, campamentos de verano y encuentros de oración junto a otros colegios navarros. Destaca también el Proyecto Educación Servicio, obligatorio en 1º de bachillerato, en el que el alumnado tiene un compromiso solidario semanal. "Deben ir en grupos una hora a la semana a colaborar con asociaciones como Anfas, París 365, La Misericordia o Cáritas de Etxabakoitz", afirmó.

También sostuvo que en todos estos años, en Larraona se ha innovado mucho en el ámbito educativo. Desde los inicios ofertaron el trabajo personalizado, algo que no era común en la época, así como el uso del inglés, frente al francés, que era la segunda lengua de enseñanza en casi todas las escuelas navarras. Actualmente se puede cursar en el centro el Bachillerato Dual, para obtener la titulación de Estados Unidos, y en Educación Infantil existe la posibilidad de estudiar el 40% de las asignaturas en inglés. También desde su fundación se ofreció la enseñanza optativa del euskera. El centro, señaló, cuenta asimismo con un aula de Unidad de Transición (UT), para el alumnado con necesidades educativas especiales.

Otra característica que cree que ha definido al centro a lo largo de estos años es que en ningún momento se ha contado con uniforme, y no tiene planes de que esto cambie. "Hoy en día puede parecer más normal, pero hace 50 años, una de las características que diferenciaba a los centros concertados de los públicos solía ser el uso del uniforme. No lo llevábamos cuando todos lo hacían, y por eso ahora tampoco, es una de nuestras señas de identidad".

El colegio también se ha dado a conocer en el ámbito deportivo, aunque el polideportivo actual no se construyó hasta 2003. "Son históricos los equipos deportivos de Larraona, y merecen una mención especial los equipos de baloncesto. Además, las propias familias crearon el club Deportivo Larraona Claret", detalló. Para el director, siempre ha sido fundamental la participación de las familias, por ejemplo, organizando extraescolares y participando en el aula. "Llevamos cerca de 20 años ofertando foros de encuentro entre personal del centro y las familias para dialogar sobre nuestros intereses, sus hijos y nuestros alumnos", explicó.

Javier García Cenoz, de 46 años, es exalumno del colegio y actualmente es el presidente de la asociación de antiguos alumnos de Larraona, fundada en 1996. Como padre de alumnos del Larraona, coincide en que uno de los puntos fuertes de este centro es la implicación de las familias en el proceso educativo, además de ofrecer un tipo de educación en valores muy característico del centro. Informó que desde la asociación invitan a los exalumnos a fomentar la ayuda mutua y a colaborar en las campañas y actividades que se organizan, como la campaña de solidaridad, charlas, talleres, las misiones en Bolivia y pastoral. Además, también organizan las tradicionales comidas anuales, donde siempre acude algún profesor invitado, para no perder el contacto entre ellos. En los encuentros aprovechan para hacer un tour por el lugar en el que estudiaron y compartieron tantas vivencias durante 15 años de sus vidas. "Este año hemos organizado nuestra presencia en las redes sociales y hemos creado una web, donde realizamos entrevistas, colgamos noticias de exalumnos o fotos y vídeos de archivo, con el objetivo de llegar a antiguos estudiantes que todavía desconocen que estamos por aquí", aseguró.

Cenoz contó que por todo esto y mucho más, el vínculo sigue siendo muy estrecho entre los ex alumnos y el propio colegio, y quizás esto explica porqué hoy en día, 276 alumnos sean hijos de antiguos alumnos, lo cual supone un tercio del alumnado, y que además 11 de los actuales profesores pasaran antes por las mismas aulas como estudiantes. Sin duda, Larraona ha dejado huella estos 50 años.