- Educadoras de los centros de atención a la salud sexual y reproductiva (CASSYR) expusieron ayer que "sería necesario" hacer una "reposición urgente" de estas profesionales, ya que mientras que en 1999 el número de educadoras era de 20, en la actualidad son 13. En este sentido, reclamaron no sólo llegar hasta esta cifra, sino llegar a aumentar el número de profesionales "en base a los datos que surgieran de un estudio poblacional". "Llevamos una larga trayectoria de funcionamiento de estos centros, con distintas denominaciones, y podría ser un momento adecuado de hacer un estudio pormenorizado de la población en las distintas zonas para reconsiderarlas".

Así lo señalaron ayer, en representación de las educadoras de los CASSYR, Esther Cremaes y Felisa Sánchez en una sesión de trabajo en el Parlamento foral, solicitada por Geroa Bai, en la que valoró el trabajo que realizan estas profesionales, a pesar de que "la figura de educadora sea quizá la menos conocida de los equipos". "Es una figura que lleva muchísimos años trabajando y nuestro principal objetivo es promover la salud sexual y prevenir riesgos", resaltaron.

Según explicaron las educadoras de los CASSYR, los motivos de consulta que reciben son diversos, desde la anticoncepción a temas relacionados con la sexualidad. También realizan intervención educativa a nivel grupal con jóvenes o familias; además de apoyo o asesoramiento a profesionales e intervención comunitaria, como con el programa Gozamenez, que ofrece "una visión positiva de la sexualidad y sus diferentes maneras de expresión o vivencia".

En este sentido, Cremaes indicó que Navarra "ha sido y sigue siendo pionera en muchos aspectos en lo relacionado con la educación sexual", pero añadió que para poder "encarar mejor la atención que recibe la población navarra" sería necesaria "una reposición urgente" del número de profesionales. Asimismo, para desarrollar los contenidos, Cremaes dijo que "hay que contar con profesionales con formación en educación sexual y sexología, formación a la que se accede desde distintas profesiones".

Para adecuar el perfil y satisfacer las demandas, afirmó que "habría que proceder a revisar la normativa del estatuto de personal de salud, que data de 1992, y consignar que en la convocatoria de estas plazas esta formación fuera un requisito a cumplir por las personas aspirantes".

Por otro lado, Cremaes destacó que otra "reivindicación histórica" de las educadoras sexuales es que el complemento específico de técnico de grado medio de educadora sanitaria no sea inferior a la del resto de diplomados sanitarios y ha lamentado que "nadie termina de solucionar este tema". Y también planteó "un cambio en la dependencia orgánica" de estas profesionales, lo que, según dijo, "facilitaría que esta educación se moviera en parámetros de promoción y prevención como en Atención Primaria o en el Instituto de Salud Pública". Según expuso, "también echamos en falta una representante que coordine y aglutine las acciones para garantizar la misma atención independientemente del sitio donde se viva".