pesar de la pandemia la gente de Navarra no ha querido renunciar a uno de los postres más esperados en estas fiestas, el roscón de Reyes. Este bollo, que generalmente es rellenado con nata, crema o trufa, esconde dos sorpresas en su interior: un muñeco y un haba. Según marca la tradición, quien encuentre el muñeco en su trozo de roscón será coronado el rey o reina de la casa. Mientras quien tenga la mala suerte de toparse con el fruto deberá pagar el postre. Cada años este dulce gana más seguidores, cuyo origen se remonta a tiempos del Imperio Romano y sigue marcando tendencia.

Aunque cada año hay quien intenta reinventarse con versiones y sabores, la nata se pone la corona en cuanto a rellanos del rosco. "El 95% de los roscos que vendemos son de nata", explicó Félix Izkue, dueño del obrador-pastelería Monjardín en Azpilagaña. Esto lo reafirma Juantxo Arrasate desde su obrador. En Arrasate el 80% de los roscos fabricados están rellenos de nata y el resto de crema y trufa. En cuanto a cantidades, Monjardín pondrá en venta cerca de 2.000 roscos durante estos días y a partir de mañana, 6.500 roscos serán vendidos en los distintos establecimientos de Arrasate.

Los pedidos no han cesado para estas fechas, y para poder hacer frente a los encargos de sus clientes estos pasteleros dedican innumerables horas para la elaboración de sus roscos. "Para la elaboración de los roscos comenzamos a las 3 de la madrugada y paramos a las 12 del mediodía durante tres días", contó Juantxo Arrasate sobre la larga jornada que van a vivir estos días. "El 5 de enero se hace doble turno con 15 personas por la mañana y otras 15 por la tarde, para poder llegar", detalló Juantxo. "Las revisiones, a pesar de la pandemia, son buenas y esperamos que se vendan los 6.500 roscos entre el día 5 y día 6", expuso Arrasate.

Por otro lado, el pequeño obrador Monjardín realiza todo en un mismo día. "Comenzamos la noche previa al 5 de enero", comenta Félix Izkue. "Nosotros hacemos todo en el día antes de Reyes", añadió Félix Izkue.

"Tenemos muchas dudas si se van a vender tantos roscos como otros años, pero por ahora el teléfono no para de sonar y los pedidos son abundantes", contó Puy Izkue, y recuerda que durante los días 5 y 6 "se hacen unas filas tremendas para comprar el rosco. Hay gente que se suele quedar sin su rosco".

"Ya estamos reparando las natas y cremas del relleno final, ya que nosotros no congelamos y procederemos al llenado los días 5 y 6", confesó el pastelero Juantxo Arrasate.

Estos dulces tan deseados deben estar listos para la mañana del día de Reyes y su distribución "debe ser muy rápida y cuidadosa", detalló Juantxo Arrasate.

"Nos gustaría encontrar alguien que quiera tomar el relevo del negocio y no esperar al último momento". Félix Izkue trabaja junto a su mujer y su hermana Puy en el Pastelería Obrador Monjardín desde hace 36 años. "Barajamos la posibilidad de que sea el último año que hagamos roscos. Llevamos muchos años y nos gustaría encontrar un relevo generacional ", destacó Félix Izkue sobre lo difícil que es para este tipo de establecimientos encontrar alguien que continúe con su trabajo. "Buscamos un relevo más enfocado a un perfil profesional, que tenga tablas y un entorno familiar", aclaró Izkue.

Si hay algo que diferencia a los roscos de Arrasate y Monjardín es la calidad de sus ingredientes. "Los ingredientes son naturales, no se congela nada", explicó Juantxo Arrasate. "Nuestros roscos no tienen conservantes ni colorantes, con productos de calidad y mucho cariño", detalló Félix Izkue.

"El relleno lo hacemos con nata y crema fresca navarras, que se nota bastante la diferencia", subrayó Arrasate. Y añadió también que sus roscos "tampoco contienen conservantes ni colorantes, por ello están preparados para aguantar bien tres días". "Para elaborar nuestro rosco de reyes utilizamos materias primas de calidad, una masa madre que guardamos de año a año y mucho cariño", desarrolló Juantxo Arrasate. "Esto requiere un proceso largo, con una fermentación de seis horas", explicó. "La masa madre la refrescamos cada semana para que llegue bien a enero ", detalló Arrasate.

Cuando estos manjares están metidos en cajas, los roscos son llevados a sus puntos de venta, en el caso de Arrasate y directos a sus hogares en pequeños comercios como la pastelería Monjardín. La familia Izkue lleva desde 1985 elaborando rosco, y diez años más tarde Arrasate decidió ampliar su negocio de panadería y dedicarse a la pastelería. Actualmente vende roscos en 16 puntos de venta repartidos por Pamplona y Comarca. "Solemos llevar a muchas pastelerías de pueblos nuestros roscos", añadió Arrasate. Junto con la pastelería de Azpilagaña y Arrasate varias son las pastelerías artesanales que no se pierden esta cita.