Su hoja de antecedentes ocupa tanto espacio como su capacidad de fabulación. Se busca nombres de lo más pomposos. Se ha hecho llamar Mercedes de Lanas Chivite y Borbón. También usó en su día María Mercedes de Borbón Pina de Orleans Cirite. Pero en realidad se llama Ana María Bea Jiménez, nacida hace 50 años en Tudela y cuya familia es de Cintruénigo. Padece una discapacidad física que le obliga a ir en silla de ruedas desde que cuando era pequeña sufrió una meningitis.

Se ha pasado media vida fingiendo ser quien no era, bien hija ilegítima del Rey Emérito, o de Franco, bien abogada, broker y persona acaudalada. Ahora, 23 años después de que se conociera su primera detención en Navarra por una estafa con falsas inversiones en Bolsa en la que saqueó a vecinos de Corella, Cintruénigo y Tudela, vuelve a las portadas. En las últimas dos décadas ha sembrado sus triquiñuelas para desplumar víctimas por todo el Estado.

La Guardia Civil la acaba de destapar en Alicante como la líder de una estafa piramidal de más de cuatro millones de euros. Ha ingresado en prisión en el módulo de Enfermería. En la operación, Oportunidad 2020, han sido detenidas diez personas y hay dos investigadas. Se han practicado ocho registros donde se han intervenido 60.000 euros en efectivo, numerosas piezas de alta joyería valoradas en 50.000 euros, dos vehículos de alta gama y gran cantidad de aparatos de tecnológicos. También han sido intervenidas y bloqueadas 10 cuentas bancarias empleadas por la organización para blanquear los beneficios que obtenían.

Este grupo desarticulado operaba en Madrid, Barcelona, Tarragona y Alicante, y en algunos países europeos como la República Checa y Suecia. Mantenían su centro de operaciones en la localidad de Guardamar del Segura (Alicante). La Guardia Civil ha localizado ya a más de cien perjudicados, a los que la organización ha estafado más de cuatro millones de euros. La operación continúa abierta y no se descarta que se puedan localizar más víctimas de este grupo criminal.

Los integrantes buscaban en internet propiedades inmobiliarias de diverso tipo en venta. Después, ofertaban su adquisición a potenciales inversores como una ganga, aproximadamente al 20% de su valor en el mercado, y lo presentaban como una gran oportunidad de mercado. Si éstos estaban interesados, debían formalizar una reserva inmediatamente, sin ni tan siquiera visitar la propiedad.

Una vez que la víctima se decidía a realizar la compra, el grupo criminal formalizaba la reserva de la propiedad con la inmobiliaria o promotora que realmente estaba publicitando la venta, para garantizarse el dominio temporal, mientras los estafados les abonaban el total de la propiedad inmediatamente. El supuesto precio de las viviendas oscilaba entre 25.000 y 40.000 euros. Cuando los autores cobraban, la adquisición del inmueble no se materializaba y desaparecían sin devolver a la víctima lo que les había pagado. Empleaban identidades ficticias o usurpadas a terceros para cometer los diferentes delitos.

HIJA ILEGITIMA DE FRANCO O DEL EMERITO La organización criminal se encontraba altamente jerarquizada. La líder del grupo es la navarra, de 50 años, popularmente conocida por los investigadores. Esta mujer se hacía pasar por hija ilegítima de Franco o del Rey Emérito, ganándose el aprecio y la compasión de sus amigos y conocidos para captar a sus víctimas, a los que les contaba que es heredera de grandes fortunas.

Llevaba un alto tren de vida y contaba con más de quince empleados que desempeñaban todo tipo de servicios personales para ella. En las viviendas ocupadas por los principales miembros de la banda tenían instalado un importante sistema de seguridad y vigilancia, incluyendo en algunas viviendas la presencia de perros de guarda de razas potencialmente peligrosas. Tenían constituido un despacho de abogados en Guardamar del Segura, para el que trabajaban abogados profesionales. Sin embargo, era una tapadera, que no tenía otra actividad más allá de gestionar las estafas.

En apenas ocho meses han blanqueado casi un millón y medio de euros, exclusivamente por transferencia bancaria. La mayoría de abonos de propiedades habían sido efectuados por los estafados en dinero en efectivo. Parte del dinero recaudado con la actividad ilícita se destinaba a la adquisición de alta joyería y otros objetos de lujo. l