El Centro de Salud de Auritz/Burguete rezumaba una alegría inmensa. Y es que las 165 personas mayores de 80 años de esa zona básica -que agrupa a los valles de Erro y Aezkoa y los pueblos de Auritz/Burguete, Orreaga/Roncesvalles y Luzaide/Valcarlos- han recibido este miércoles la segunda dosis de la vacuna Pfizer.

Desde primera hora de la mañana, las enfermeras Angelines Munarriz, Carolina Bezunartea y Maite Rubio fueron las encargadas de poner las vacunas a quienes se acercaron al Centro. Otros fueron vacunados en sus vehículos y quienes tienen más problemas de movilidad, lo hicieron en sus hogares. "Lo podíamos haber organizado en un frontón, pero nos parecía más frío y creemos que, por densidad de población, lo podíamos realizar aquí", afirmó Angelines.

En una zona con tan alto índice de envejecimiento, la llegada de la inmunidad ha sido acogida con los brazos abiertos. "Vienen todos muy contentos y con una cara de alegría. Ojalá podamos vacunar a todo el mundo cuando antes", expresaba Carolina.

Tranquilidad

Entre quienes llegaban con cara de felicidad, se encontraba Juanita Elizondo Tellechea, de 98 años, la persona de mayor edad de la zona. "Yo no tenía miedo, estoy muy tranquila, no he notado nada de dolor con la vacuna. Pocas veces voy al médico, sólo voy a ver a Lourdes (médica de Aribe) como amiga", presumía entre risas, acompañada de Camino, la mujer de su sobrino. Nacida en Orbaizeta el 28 de noviembre de 1922, a los 19 años, tras la muerte de su madre, se fue a Orbara a cuidar de unos conocidos de su madre y allí ha vivido con ellos hasta hace tres años, cuando fallecieron. Desde entonces, Juanita vive sola y se las apaña muy bien en casa. La inmunidad no va a alterar sus hábitos. "Yo voy a seguir haciendo lo mismo. Estoy a gusto viviendo sola, veo mucho la tele y, sobre todo, leo mucho. Me gustan los libros de historia y de política", aseguraba la incansable lectora.

Quien tampoco va a cambiar su rutina es Nieves Arrosagaray, de Luzaide/Valcarlos. A sus 89 años procura no salir mucho de casa y, si es caso, sale al jardín a cuidar de sus flores. "No me puedo quejar, todavía me valgo de mí misma para todo, pero ahora voy a poder estar con los sobrinos mucho más tranquila", afirmó.

El ganadero de Garralda Julio Lerindegui Lerindegui tenía muchas ganas de ponerse la vacuna. Su hermana de 87 años sí que ha pasado la enfermedad y todavía se encuentra recuperándose. "A ver si nos escapamos de la profecía. La gente está pasando mucho miedo y, por si acaso, quería vacunarme", apostillaba ayer. Hoy Julio cumple 84 años y espera poder celebrarlo tranquilo y sin complicaciones. "En la primera no sentí dolor y en ésta, a ver, que tengamos suerte de no pasar nada", dijo.

El vecino de Aurizberri-Espinal Tomás Eciolaza Urtasun también estaba impaciente por ponerse la vacuna. "Tres cuartos de hora antes ya estaba desesperado por venir", decía entre risas su hijo. A sus 87 años, le colocaron la vacuna en el interior del vehículo. "Yo sí quería vacunarme, es de suponer que voy a estar más tranquilo, aunque a mis años€ Pero nos las ponen muy bien, ni te enteras, nada de dolor", destacó.

Algo más aquejado se mostraba el que fuera prior de Roncesvalles, Jesús Labiano. Con 95 años, la primera dosis le produjo algún efecto secundario. "En el momento del pinchazo no noté nada, pero a la noche se me hizo horroroso. El dolor del brazo no me dejó dormir. Pero por lo demás estoy bien, muy limitado de facultades, pero ahora podré andar por Roncesvalles mucho más tranquilo", concluyó.

Completada una parte de la población, el viernes comenzará la vacunación con las dosis de Pfizer a las personas mayores de entre 70 y 80 años. En total serán 240 personas. Asimismo, también confirmaron desde el Centro de Salud de Auritz/Burguete que el viernes por la tarde vacunarán a unas 160 personas del grupo de edad de entre 60 y 65 años, en esta ocasión con la vacuna Astra Zeneca. "Con tal de vacunar, como si tenemos que estar reventadas pinchando hasta la noche. Al final, les conoces a todos los mayores y te da mucha pena cuando alguien fallece", concluye la enfermera Carolina.