El Gobierno de Navarra presentó este miércoles a la hostelería un plan de desescalada que permitiría al sector ir abriendo paulatinamente sus servicios hasta mediados de junio, cuando se alcanzaría la apertura de interiores con un aforo del 50% y hasta las 12 de la noche.

En concreto, el inicio de la flexibilización comenzaría el domingo día 9, con el final del estado de alarma, cuando el horario de las terrazas se amplía hasta las 22 horas. A partir del día 14 se abrirían los interiores, pero solo para desayunos (hasta las 13 horas) y comidas (de 13 a 17 horas). En la semana siguiente, del 21 al 27, los horarios se ampliarían hasta las cenas (de 19 a 22), equiparándose entonces la norma al horario de las terrazas.

El siguiente paso, a partir del 28 de mayo, sería confirmar la apertura de interiores independientemente del servicio, es decir, para todo tipo de consumición.

A partir del 11 de junio, el plan es abrir tanto los interiores como los exteriores hasta las 12 de la noche, lo que avanza que, para entonces, ya está previsto retrasar el toque de queda que a partir del 9 de mayo continúa hasta las 23 horas.

Este plan de desescalada para la hostelería estará siempre condicionado a la evolución de los datos de la pandemia, por lo que se podría revisar "tanto al alza como a la baja" dependiendo de la situación del momento.

En la reunión, que tuvo una duración de unas dos horas, estuvieron presentes el vicepresidente del Gobierno de Navarra, Javier Remírez, el director general de Salud, Carlos Artundo, así como diversos cargos de Salud; mientras que por parte del sector estuvieron presentes la Asociación de Hostelería y Turismo (Aehn), la asociación de pequeña empresa de hostelería (Anapeh), la plataforma SOS Hostelería, la Asociación de Salas de Fiestas, Baile y Discotecas de Navarra (Asbana) y la Asociación del Casco Antiguo.

Según apuntan los hosteleros, el principal punto de disconformidad es en el tema de aforo, ya que entienden que con las distancias de seguridad de dos metros entre mesas es suficiente, por lo que a pesar de determinar un porcentaje ya se marca una capacidad máxima.

Asimismo, el sector volvió a pedir la instalación de medidores de CO2 que reflejan la calidad del aire para determinar si ésta es óptima, algo que el director general de Salud, Carlos Artundo, ya rechazó alegando que "una buena ventilación disminuye el riesgo de transmisión del coronavirus" pero "no se elimina", además de que "no se puede condicionar administrativamente si se abre o se deja de abrir en función de que se pueda poner este tipo de medidores".

En cuanto al resto de relajaciones de las medidas a partir del domingo, el sector se muestra satisfecho por el fin del cierre perimetral, que puede ser "un pequeño alivio, un rayo de luz" sobre todo para hoteles, albergues y casas rurales, que esperan ampliar su ocupación sobre todo de cara al buen tiempo que proporciona el final de la primavera y el principio del verano.

Sobre el toque de queda, celebran que se haya aumentado el horario de terrazas porque con las medidas actuales "la gente todavía tiene tiempo de irse a casas", incidiendo en que "a pesar de que siempre se pone el foco en la hostelería, el Gobierno ha reconocido que tan solo es el foco de un 5% de los contagios".

El sector espera que, con el avance de la vacunación, "se noten los efectos" y este haya sido el último cierre. Desde el inicio de la pandemia, hace ya catorce meses, estos locales apenas han estado abiertos la mitad de este tiempo, y la mayoría con severas restricciones tanto de aforos como de solo apertura de exteriores.