l pasado jueves se llevo a cabo el taller Raíces y sueños. Abuelos/as y nietos/as juntos por el arte dirigido por la educadora infantil especializada en arte, Elena Eraso, en el Civivox de Iturrama.

El encuentro fue parte de la semana dedicada a la huella intergeneracional con el fin de abrir espacios de comunicación, diálogo e intercambio de experiencias entre personas mayores y niños.

El taller didáctico estuvo dedicado a niños de entre 4 y 7 años acompañados por uno de sus abuelos. La actividad buscaba explorar diferentes técnicas y materiales artísticos para conseguir estimular los sentidos.

Durante la hora y media, tanto mayores como pequeños, compartieron habilidades, conocimientos y experiencias que sirvieron de herramienta para fomentar la interacción entre ambas generaciones.

Los padres muchas veces recurren a los abuelos para que cuiden de los nietos. Es por eso que Eraso pensó que sería una buena idea crear un espacio para que los mayores puedan disfrutar y compartir con los niños, en un "espacio pleno y consciente".

A la actividad asistieron cinco familias y se trabajó con un lenguaje basado en "hacer con lo que tienes", es decir, con materiales reciclados que son usados por los niños de estas edades para plasmar sus ideas creativas.

El objetivo era "utilizar materiales que son de uso cotidiano y dotarles de un valor artístico" para así ayudar a estimular todos los sentidos, creatividad e imaginación, y el lado emocional aseguró Eraso.

El taller arrancó con la realización de un retrato. El abuelo, por su parte, dibujó un autorretrato de cuando era pequeño, y el niño se retrató como el anciano que imagina ser en el futuro.

Entre los asistentes habían más abuelas que abuelos. Una de las señoras comentó que a ella le gustaba hacer manualidades, y que las realizaba a menudo junto a su nieta. Otra aseguró que era la primera vez que asistía a un taller del estilo junto a su pequeño. Ambas coincidieron en que es una experiencia bonita para compartir fuera de las habituales salidas al parque o a una comida familiar.

Además, es una actividad para "pasarlo bien, conocer a otra gente y pasar un rato a gusto con los niños" añadieron.

Elena Eraso, licenciada en Historia del Arte, es una educadora infantil que lleva varios años dedicada a organizar diversos talleres para bebés y niños. Hace más o menos un año creó su perfil en las redes sociales bajo el nombre de Art & Peques, y así lograr posicionarse en internet.

Según Eraso "cada taller es único". Suele ocurrir que "se tenga una idea de lo que se quiere hacer durante ese tiempo pero cuando se esta haciéndolo, se transforma".

Defiende la posibilidad de que las personas que participan en las diferentes actividades pueden "guiarte por donde ir" y para ella es importante ser flexible y "siempre estar abiertos a un posible cambio" concluyó.

Para Eraso, la creación del taller era una necesidad. La pandemia distanció a abuelos y nietos, que estuvieron meses sin poder verse. Pero la llegada de la vacuna supuso una pincelada de esperanza, por lo que la educadora decidió que con la tercera edad vacunada era el momento de recuperar el tiempo perdido. A todo esto, hay que sumar que existen pruebas de que las personas mayores "experimentan un montón de afectos mientras interactúan con niños, y más si son sus nietos" defendió Eraso.

Y para sorpresa de la educadora, se acabaron las plazas en muy poco tiempo. A pesar de que varios padres estuvieron confundidos porque no entendieron que la actividad era solo para los niños junto a sus abuelos.

Está más que claro que la figura de los abuelos en la familia es necesaria y, además, fundamental. Con esta idea, Elena Eraso, empezó a planificar y desarrollar lo que sería el taller que tuvo lugar en Iturrama.

"Que la interacción vaya más allá, y que se transforme en una relación" fue el principal objetivo planteado por Eraso. Y así fue, los niños compartieron con sus abuelos y los mayores disfrutaron de un actividad, que no solo llevaban mucho tiempo esperando, sino que también fue distinto a lo que están acostumbrados cuando se quedan con los pequeños.

A pesar de que las mascarillas son inevitables y que comunicar con la sonrisa se convirtió en una tarea imposible, Eraso reunió a estas familias para regalarles un momento de felicidad.