Para encontrar los últimos precedentes de bandas latinas en la capital navarra habría que retroceder a noviembre de 2011, cuando la Policía Municipal de Pamplona y la Policía Foral dieron por desactivadas las bandas de los Latin Kings y los Blood 901, tras una operación que se saldó con un total de 28 detenidos, trece de ellos menores de edad, de los cuales acabaron siendo condenados 27 y uno declarado en rebeldía. Quince de los arrestados en aquella ocasión pertenecían a la banda de los Latin Kings y trece a los Blood 901, banda que estaba intentando resurgir nuevamente en Pamplona y que ha sido desarticulada en la macrooperación policial desarrollada esta semana.

La primera sentencia condenatoria, que tuvo como objeto a los menores de edad que formaban parte de Blood 901, se dictó en octubre de 2012 y supuso la primera condena en todo el Estado español para una banda latina como organización criminal. Entonces se condenó a 15 meses de libertad vigilada a seis varones que no superaban los 18 años de edad.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Pamplona condenó en diciembre de 2014 a cinco miembros de la banda Blood 901, a los que se les impuso dos años de prisión a cada uno de ellos por los delitos de pertenencia a organización criminal. Fue el último de los cuatro juicios, dos de ellos a menores de edad y otros dos a mayores, que se celebraron en Navarra contra los integrantes tanto de los Blood, como de los Latin Kings.

La primera organización de los Blood se creó en 2005 con una estructura jerárquica y piramidal, y un fuerte sentimiento grupal. Se identificaban con los colores rojo y negro y establecieron sus lugares de influencia en los barrios de la Rochapea, Chantrea y San Juan. En 2009 se unieron con el grupo 901-Black Etnia, integrado por menores de origen africano.