Delegados de la ONG Alboan aplauden el trabajo de Navarra en la acogida de personas migrantes y refugiadas y en la construcción de una sociedad inclusiva.

Así lo han indicado durante una comisión en el Parlamento de Navarra en la que el director de la ONG, Martín Iriberri, el director regional de servicio Jesuita a Refugiados Europa, Alberto Ares, y la responsable de Educación de Alboan en Navarra, Ani Urreta, han expuesto la situación de la migración en Europa.

Urreta ha considerado que "Navarra está dando grandes pasos para la acogida" y "para que una sociedad inclusiva sea posible" pero a pesar de esto ha aclarado que "quedan muchas cosas por hacer" y se necesita una respuesta individual, colectiva, social y política.

Ares también ha dado la enhorabuena a la Comunidad Foral tanto por el I Plan de Convivencia como por la Ley contra el Racismo y la Xenofobia, que "son buenos marcos" y "ojalá que se implementen y den cauce para que realmente esa convivencia sea un hecho".

Para el jesuita las claves a desarrollar a nivel autonómico y local se fundamentan en establecer políticas de igualdad, diversidad y convivencia y en favorecer el espíritu de pertenencia de la población migrante.

Esto se fundamenta en el desarrollo de un marco específico e integral de acogida local, articular la solidaridad ciudadana, promover modelos de acogida, inmigración y convivencia "que posibiliten la inclusión y plena participación", impulsar canales "legales y seguros" para los flujos migratorios y promover experiencias de encuentro y hospitalidad.

El director de Alboan ha recordado que el destino es también parte del proceso migratorio y por ello ha destacado la importancia de que en una comunidad como Navarra se lleven a cabo pactos así como políticas de convivencia, bienestar y lucha contra el racismo "para que sea un destino de acogida".

Iriberri ha denunciado que, aunque la Unión Europea (UE) "tiene cada vez más una mirada global sobre las fronteras y las migraciones" en sus límites "están ocurriendo violaciones de derechos humanos" y hay cada vez más dificultades para la movilidad en un contexto en el que "especialmente las mujeres y los menores están sufriendo las consecuencias de estas políticas".

"Los rechazos y las muertes en las fronteras exteriores de la UE siguen siendo una realidad cotidiana", ha asegurado Ares denunciando que "ahora más que nunca las personas que buscan protección son tratadas como amenazas a la seguridad" y la "criminalización" tanto de las fronteras como de los defensores de los derechos humanos.

Ares ha apuntado que Europa cuenta con un nuevo Pacto de Migración y Refugio y un Plan de Acción sobre Integración e Inclusión 2021-2027, pero "las negociaciones sobre el nuevo pacto apenas han avanzado al igual que los derechos de los numerosos hombres, mujeres, niños y niñas que se ven obligados a huir de sus países".

"Se trata de regular todo lo que tiene que ver con la movilidad humana, no de desrregularizarlo, pero con enfoque de derechos humanos", ha explicado Iriberri invitando a abandonar las polaridades en las negociaciones para ser capaces de llegar a acuerdos.

Ares ha subrayado la necesidad de una política común clara dentro de la actual "Europa fragmentada" y la firma de acuerdos sobre el nuevo pacto "destinados a fomentar la acogida, la participación y la inclusión" para favorecer así la cohesión social "salvaguardando especialmente al vida de las personas que necesitan protección".

Ha abogado también por establecer "políticas integrales" que no se queden en lo sectorial o humanitario, definir un "nuevo relato sobre la población inmigrante" que les deje de definir como lo "extraño y amenazante" y desarrollar políticas universales de gestión de la creciente diversidad étnica y social.

Según ha indicado Urreta, Naciones Unidas cifra en 82,4 millones el número de personas desplazadas forzosamente en 2020 debido a situaciones de persecución, conflictos, violencia, violaciones de derechos humanos o desastres naturales.

Del total de refugiados que hay en el mundo, ha aclarado Ares, solo el 10% está en Europa y representan el 0,6% sobre la población total de la Unión Europea quedándose además muchas de estas personas en los países cercanos a sus contextos.