Julia vino al mundo el 22 de enero de 2021. Su madre, Marta, natural de Soraluze y vecina de Ardoi-Zizur desde 2007, recuerda que como la niña venía de culo al intentar darle la vuelta los médicos acabaron en el quirófano. Pese al imprevisto, "fue un momento muy bonito", en el que le pudo acompañar su hermana, y a partir de ahí empezaron los trámites de todo tipo para una madre soltera, en plena pandemia y recién salida de una cesárea. No se presumía tarea fácil y no lo fue. La pequeña permaneció ingresada en el hospital cuatro días por el oxígeno.

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Al obtener el alta hospitalaria, Marta comenzó por empadronarla en su localidad de residencia (si hubiera vivido en Pamplona hubiera salido del hospital con el documento hecho). Y a continuación solicitó la baja por maternidad. "Parece algo muy sencillo, pero con la pandemia se convirtió en una odisea. Era realmente complicado conseguir una cita previa. Como no me daban en Navarra, la obtuve en Gipuzkoa, pero no podían ayudarlme. Finalmente, creí haber tramitado la baja online, pero faltaba alguna documentación que aportar. Al final lo hice presencial. Solicité mi permiso de 16 semanas y que se me acumulara el mismo permiso que correspondería a un progenitor si Julia tuviera una familia biparental".

Marta, que pertenece a la asociación Madres Solteras Por Elección, formuló la solicitud como una alegación para que se le ampliara a ella esa ampliación de permiso. El Instituto Nacional de la Seguridad Social apenas tardó 3 días en dar luz verde al permiso de Marta, "pero no me respondieron a la solicitud que hice de ampliación del permiso". Se lo esperaba. La Administración funciona en piloto automático ante estas demandas, amparándose en que los permisos son intransferibles entre progenitores y que su supuesto no se contempla en la ley. Con aquella vaga respuesta optó por presentar una demanda judicial, desestimada ahora con una pobre resolución por la titular del Juzgado de lo Social 1 de Pamplona. "Mi demanda se amparaba en los Derechos del Menor, recogidos en los artículos 14 (los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo...) y 39 (los poderes públicos aseguran la protección integral -social, económica y jurídica- de los hijos, iguales éstos ante la ley...), de la Constitución, en la Convención de los Derechos del Niño, en la legislación europea del Menor. Pero es como si la jueza no se hubiera leído la demanda, me trata como una mera trabajadora, no hace ni una referencia a la menor, es una resolución muy decepcionante. Yo era optimista de cara al juicio, creo además que de manera objetiva los razonamientos del INSS eran muy vagos. Pero la jueza dice que o se cambia la ley o las madres solteras no tenemos nada que hacer en esta cuestión. Me dolió más que eso lo dijera una jueza, porque si ella fuera madre monomarental hubiera tenido la posibilidad de ampliar el permiso,. Navarra lleva a gala la bandera de la foralidad pero demuestra con cosas así que está muy lejos de la igualdad y la equiparación en las familias. En el tema de la conciliación y las ayudas, está a años luz de otras comunidades. Lo que no puedo entender, y menos explicarle a Julia, es que por el hecho de haber nacido aquí tiene menos derechos que si hubiera nacido en País Vasco, Galicia, Canarias o Aragón, donde sí reconocen estos permisos y ayudas. Según el lugar donde nace tiene unos derechos u otros. De hecho, mi juicio se celebró en diciembre, cuando Julia tenía ya diez meses y yo ya había agotado mi permiso de 16 semanas porque me había incorporado a trabajar en junio. Lo que me hubiera hecho falta era tener una respuesta antes de que la niña tuviera un año, que es cuando más se necesita esta prestación".

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PRIMERO, LOS Y LAS MENORES Cuestionada Marta por la fundamentación de sus derechos, responde del modo en el que lo hacen las madres de familias monomarentales. Lo primero son los niños y niñas. " Mi hija tiene el derecho a poder ser cuidada por los progenitores como en otra familia, tiene el mismo derecho como los que nacen en una familia biparental y no lo ha tenido. Yo solo he podido estar 16 semanas con ella. Con el agravio de que una familia monomarental no te puedes coger excedencia o necesitas un colchón económico importante para hacerlo. Si empiezas a trabajar tienes que tirar de guardería, casa amiga, es un agravio doble. Yo había preparado un colchón. Sabía que iba sola, y me hubiera gustado cuidar de mi hija esas 32 semanas porque ahora estoy gastando en otra persona que la cuida en casa. Somos más empobrecidas de base al ser solo una, y en mi caso además mi familia es de fuera".

Esta ingeniera de calidad de nuevo producto en VW Navarra aprecia en la resolución dictada una "falta de sensibilidad y de empatía. No nos habla como madres, sino como meras trabajadoras. Y no entiendo esa falta de sensibilidad cuando hablamos de una menor. Esa jueza no puede pensar que Julia pueda a estar mejor con otra persona a los cuatro meses que contigo, que eres su figura de apego. Ahí reside la falta de sensibilidad. No se trata de mí, me gusta mi trabajo, lo que hago y sentirme profesional, la cuestión está en que mi hija pierde la posibilidad de poder seguir conmigo y eso también lo propicia una ley muy mal redactada que, en los tiempos que corren, no tiene en cuenta todos los modelos de familia".