"Eran billetes de 50, sí. No sé si eran verdaderos o falsos, pero eran de 50 euros". Un centenar de ellos, tirados por el suelo, mojados, sucios, después de la intervención de los bomberos ayer por la mañana en el barrio donostiarra de Morlans. "Por muchos años de profesión que lleves, hay intervenciones que te descolocan, la persona atrapada en el interior de la vivienda no quería salir y ha arrojado sobre los bomberos de todo, incluido dinero", publicaban los bomberos a través de Twitter.

La imagen, inédita, escondía, sin embargo, una actuación "muy complicada" en la que tuvieron que emplear una hora y media y cuatro dotaciones con doce efectivos, además de la ayuda de un buen número de agentes de la Guardia Municipal, equipados con escudos de autoprotección, y de la Ertzaintza, así como sanitarios. Una treintena de personas para poner a salvo a un vecino donostiarra de 53 años de edad que se había autoconfinado en el local en llamas y "estaba muy agresivo".

El incendio fue lo de menos frente a una víctima que no quería salir del interior del edificio y además agredió a quienes iban a socorrerle. "Una persona con una conducta incoherente, inestable", y "probablemente en tratamiento psiquiátrico".

El aviso se produjo a las 7.15 horas de la mañana de ayer y la actuación se saldó sin más daños personales que las quemaduras, "especialmente en los brazos", de la propia víctima, que fue atendida inmediatamente con calmantes en una ambulancia que se desplazó hasta el lugar.

Mientras el resto de bomberos trataba de sofocar las llamas, que se concentraban en el único acceso al local y bloqueaba por tanto la salida de la víctima, unos cuantos efectivos cortaban primero los barrotes de una ventana junto a la que se situaba el varón herido, y después de comprobar que les agredía y se negaba a salir, trataron de tranquilizarle y entretenerle para que el resto de compañeros prosiguiesen con la actuación.

Una de las preocupaciones, asegura el sargento, "era que las llamas no se extendiesen al edificio de viviendas contiguo", cosa que lograron; y la otra, convencer a la víctima de que saliese. "Estábamos viendo que tenía quemaduras en los brazos y necesitaba ayuda", explicó.

El dispositivo de evacuación se alargó mucho, "porque no sabíamos qué armas o herramientas podía tener dentro; nos ha tirado de todo; al principio nos atacó con un palo con punta y nos tiró una botella", admitió el responsable de los bomberos". Además, en cuanto las llamas estaban casi extinguidas y su situación en el interior era mejor, "se envalentonaba y se ponía más agresivo".

"En un momento, cuando teníamos prácticamente sofocado el incendio, ha cogido una botella de alcohol y le ha prendido fuego con un mechero", explicó el bombero. Fue el detonante. "En ese momento, viendo que se reavivaba el fuego, le hemos metido el chorro de agua y se ha visto desconcertado, se ha dirigido hacia la puerta de salida y hemos aprovechado para abrazarle y reducirle", aseguró el sargento.