El Servicio de Investigación Criminal Territorial de la Ertzaintza en Gipuzkoa (SICTG), en colaboración con la Policía Foral de Navarra, ha detenido en Pamplona a un hombre, de 27 años de edad, acusado de corrupción de menores, delito cometido a través de internet y redes sociales. Los hechos se enmarcan dentro de la segunda fase de la denominada operación "Icaro", cuya primera fase culminó en febrero de este mismo año con la detención y posterior entrada en prisión de otro hombre.

El detenido, tras ser puesto a disposición del Juzgado de Instrucción Nº3 de Donostia/San Sebastián ha ingresado en prisión, con lo que son dos los varones que han ingresado en prisión en el marco de la citada investigación.

La detención se ha producido en Pamplona este pasado martes, día 22 de marzo. Asimismo, integrantes de la Policía Foral de Navarra junto con miembros de la Ertzaintza (SICTG), habilitados por el Juzgado de Instrucción, efectuaron la diligencia de entrada y registro en el domicilio del detenido, donde se ocuparon un total de ocho dispositivos electrónicos de almacenamiento digital.

Tras un análisis preliminar de dichos dispositivos, se localizaron innumerables fotografías y videos de menores con contenido sexual. También se han encontrado contactos con menores a través de las redes sociales.

La investigación continúa con el análisis y estudio de las evidencias encontradas, donde se encuentran numerosos archivos, no descartando próximas detenciones relacionadas con los hechos.

El peligro del "Grooming" y la necesidad de denunciar

En el marco de este tipo de investigaciones, la Ertzaintza quiere alertar del peligro de esta práctica denominada "Grooming". En la misma, los menores que se conectan a Internet para actividades de ocio como chatear, jugar o buscar archivos para descargar, o cuando se conectan a las redes sociales son contactados en la red por el acosador, al objeto de ganarse su confianza y obtener datos personales.

En general, el pederasta adulto suele hacerse pasar también por menor de edad para interactuar con las víctimas y una vez engañadas posteriormente pedirles imágenes de contenido sexual o pornográfico. A partir de esa relación y utilizando técnicas de seducción y provocación se incita a los menores a intercambiar cada vez más imágenes suyas, llegando a la coacción y acoso si el menor en algún momento se niega a compartir ese contenido sexual. El acosador suele amenazar con la difusión de esas imágenes o vídeos entre los amigos o conocidos del menor o en redes sociales.