Viena - El congreso del partido ecologista austríaco Los Verdes (G) daba ayer su aprobación definitiva para entrar en coalición de Gobierno como socio con los conservadores, en una alianza inédita hasta ahora a nivel nacional. Con ello, queda allanado el camino para que el nuevo gabinete preste juramento al cargo el próximo martes, unos cien días después de las elecciones legislativas del 29 de septiembre, anticipadas en más de un año y medio tras la ruptura de la anterior alianza en el poder, formada por conservadores y ultranacionalistas.

El programa de Gobierno para el periodo 2020-2024, acordado con el democristiano Partido Popular (ÖVP) de Sebastian Kurz, recibió un respaldo abrumador de los delegados al Congreso Federal de Los Verdes celebrado ayer en la ciudad de Salzburgo (norte del país).

El documento de 326 páginas, así como el reparto de carteras pactado, ambos presentados el pasado jueves en Viena tras arduas negociaciones, fue aprobado por el 93,18% de los delegados verdes (246 votos a favor, 15 en contra y 3 abstenciones).

La votación fue precedida de un largo debate, en el que dominó la postura favorable a aceptar el compromiso y "asumir la responsabilidad" de participar en el Gobierno, sobre todo para impulsar la agenda ecologista. Pero también para evitar una segunda edición de la coalición con el partido ultranacionalista FPÖ, que reventó en mayo tras un escándalo de corrupción que involucraba a su ya dimisionario líder, Heinz Christian-Strache.

El ÖVP de Kurz y los Verdes de Werner Kogler fueron las dos formaciones que ganaron apoyos en esos comicios: el primero triunfó con el 37,5% de los votos (71 escaños), y el segundo logró volver a entrar en el Parlamento, del que había quedado fuera en 2017, con casi el 14%.

Proyecto pionero Ante los delegados, Kogler defendió el pacto negociado con Kurz como un proyecto "pionero", ya que si bien participan ya en varios gobiernos regionales, es la primera vez que los Verdes acceden al poder a nivel nacional. Además, destacó que puede ser un precedente para otros países en los que se registra un fortalecimiento del movimiento ecologista, por un lado, y de tendencias conservadoras, por el otro.

Austria se convertirá en el quinto país de la Unión Europea cogobernado por un partido ecologista, pero a diferencia de los otros cuatro -Finlandia, Suecia, Luxemburgo y Lituania-, donde están coaligados con socialdemócratas o formaciones de centroizquierda, será el primero donde están aliados con un partido de derechas. "Ahora nos están mirando desde Europa", dijo Kogler.

Las voces críticas del Congreso vinieron principalmente de la Juventud Verde: denunciaron el programa económico neoliberal impuesto por los populares y advirtieron de que "ralentizará masivamente" la lucha contra el cambio climático.

Kogler admitió que alcanzar el compromiso solo fue posible con concesiones "dolorosas" en las posturas progresistas del partido, como aceptar las reducir impuestos exigidos por el ÖVP o la muy restrictiva política de inmigración y de asilo que Kurz inició con los ultras y prometió mantener en el futuro. A cambio, Los Verdes consiguieron incluir medidas contra el calentamiento del planeta, luchar contra la pobreza infantil y más transparencia en financiación de partidos y empresas con participación estatal.