El 17 de mayo de 1925, una Plaza del Castillo abarrotada de chavales y público acogió el primer Cross Infantil organizado por Osasuna, en el que tomaron parte 143 jóvenes corredores entre 13 y 15 años. La prueba, aclamada por la prensa local, era un reflejo del auge del atletismo en la ciudad y del impulso deportivo del club más allá del fútbol. Entre los participantes se encontraban Tomás Ariz, Ramón Huder, Octavio López, José Zapatero, Antonio Espila, Armando Grávalos y Pablo Amatria; siete jóvenes atletas cuyas vidas tomaron un rumbo trágico once años después.
En una carta publicada en la prensa local, Tomasín (Tomás Ariz), del equipo Minerva, días después criticaba los errores en la organización del Cross porque, entre otras cosas, eran admitidos “chavales con bigote”, creando –según él– una desigual lucha deportiva, en la que se vio perjudicado su equipo. Reclamaba, además, para una próxima edición, mayor igualdad y más eficiencia en la organización de la carrera. Tomás contaba entonces con tan solo 14 años y hacía gala de una notable precocidad al atreverse a escribir a la prensa. Al año siguiente se anunció su participación en Osasuna.
Con el golpe militar de julio de 1936 y la posterior represión franquista, estos jóvenes deportistas, militantes de organizaciones de izquierda y comprometidos con la legalidad republicana, fueron detenidos, torturados y ejecutados. El primero de ellos Tomás Ariz, que fue asesinado el mismo 19 de julio, mientras organizaba la resistencia en compañía de cinco compañeros también asesinados. Otros de los participantes en aquel cross, como Huder, Espila y Zapatero, fueron fusilados en Valcardera (en las Bardenas) junto a decenas de presos políticos.
En mayo de 2022 publicamos los resultados de nuestras investigaciones sobre ellos: reconstruimos sus orígenes familiares, sus pasiones personales y los vínculos que les unieron a Osasuna, así como las medidas represivas que alcanzaron incluso a sus familiares. Un trabajo con el que buscamos reivindicar su memoria, silenciada durante décadas por el relato de olvido y violencia impuesto por los golpistas.
La participación de estos jóvenes en la carrera fue una fatal y trágica coincidencia, y estadísticamente aporta un dato muy llamativo: alrededor del 5 % de los participantes en la carrera fueron asesinados, frente al 0,7 % en el conjunto de la población de Iruña. Un hecho que sugiere que entre izquierdistas, nacionalistas vascos y republicanos, la práctica deportiva era un rasgo característico de su identidad colectiva.
Tomás Ariz, líder de una juventud deportiva y revolucionaria
Partiendo de la base de que todas las víctimas merecen igual consideración y todas deberían ser protagonistas. Sin embargo, entre aquellos chavales, destacó una figura: Tomás Ariz, conocido como Minuto, que adquirió relevancia política y sindical en aquel lustro republicano y queremos mostrar algunos nuevos datos descubiertos.
El anarquismo no tuvo una implantación muy grande en Navarra; y aún así, en febrero de 1932 proclamaron el comunismo libertario en Mendavia. Tomás, con sólo 20 años, era referente y líder de la CNT. El sindicato anarquista contaba con medio millar de afiliados y se denomina Sindicato Único en Pamplona. En otoño de aquel año su nombre aparece en prensa, había dimitido de los órganos de responsabilidad del sindicato, discrepancias estratégicas en el propio sindicato en torno a la convocatoria de una huelga general impulsada por los trabajadores del sector público ya que sus reivindicaciones seguían desatendidas y habían sido despedidos varios compañeros. Los anarquistas no se ponían de acuerdo en la línea a seguir. Pero, dos meses después –tras un proceso interno marcado por el diálogo, la autocrítica y la búsqueda de consenso– fue readmitido junto a otro conocido e histórico sindicalista, Enrique Melchor, así lo reflejaba la prensa libertaria.
Por otra parte, los testimonios sobre la represión recogidos por Jimeno Jurío en 1977 remarcan el liderazgo de Tomás en el Frente Popular cuatro años después junto a su excepcional capacidad intelectual. Al tiempo que iniciaba la carrera profesional como abogado, trabajaba como comercial en la editorial Aranzadi y era secretario del Partido Comunista. Era también socio del Club Natación, apasionado de la tauromaquia y, según su amigo Galo Vierge, formaba pareja sentimental con Camino Oscoz. Además sabemos que participó en la organización del Comité Navarro de la Olimpiada Popular, evento que iba a reunir a miles de jóvenes de todo el mundo en Barcelona… pero todo se fue al traste con el golpe militar.
Aquella tarde-noche de 19 de julio de 1936, Tomás Ariz fue detenido en San Adrián junto a cinco compañeros, cuando pretendía organizar una resistencia contra los golpistas en Navarra. Viajaban en el coche del presidente de Osasuna, Francisco Indave –que fue quien había organizado el cross de 1925– cuando todos fueron detenidos. Minuto fue conducido al Fuerte de Ezkaba y asesinado en el camino, junto a la fuente del Canal del Manicomio en la Txantrea. Antes de matarlo, sus asesinos le escucharon decir: “La semilla está echada y fructificará”. A la mañana siguiente, el joven ciclista Leopoldo Villazán, ajeno a lo que ocurría en Pamplona con la sublevación, y mientras practicaba su afición a la caza con su perro seguía el rastro de alguna liebre cuando se encontró horrorizado un montón de cadáveres en un pinar del monte Ezkaba, entre ellos distinguió el cuerpo de Tomás. Meses más tarde, Leopoldo pasó una temporada en la cárcel.
De esta manera, para una generación de la que ya no queda testimonio alguno, se convirtió en leyenda. Su compañera, Camino Oscoz, maestra y comunista, también fue detenida, torturada, encarcelada y posteriormente asesinada en Urbasa.
Para restaurar su memoria y en homenaje a aquellos jóvenes pioneros del running que dieron su vida por la democracia y la justicia social, una nueva edición del Cross Infantil de Osasuna sería maravilloso, una carrera que hoy cumple 100 años.