Ya lo anunciaban desde su presentación “no será una carrera más”. Con su espíritu de preocupación excelso por el medio ambiente y el respeto al entorno: parking a 10 minutos del pueblo para no colapsar el pueblo, una bellota y flyers en papel de semillas para ser plantados y germinados, productos locales, sólo patrocinadores alineados con estos valores, donación a asociaciones de pacientes vinculadas con personas de Unzué…. Como decía uno de los participantes “este carrerón ha venido para quedarse”.

El éxito rotundo era generalizado: recorrido precioso que descubre los encantos de una sierra tan sólo conocida por la icónica Peña de Unzué pero que esconde mucho más y a tan sólo 15 minutos de Pamplona, una preocupación sobresaliente por el corredor, un valle volcado, unos voluntarios que contagiaban una sonrisa continua a pesar del madrugón y los seguros largos días de trabajo previo. Todo fue sobre ruedas y el día acompañó, incluso las frías duchas fueron agradecidas por muchos “lo mejor para recuperar las piernas”.

Los más de 370 corredores respondieron como la carrera se merecía, casi agotando las inscripciones disponibles (400). Visto el resultado y la fiebre actual por las carreras, el próximo año no será fácil correr con dorsal por la Sierra de Alaiz.