Derrota de Osés Construcción Ardoi en Zaragoza ante un rival muy superior en todos los sentidos. Y una derrota, como viene siendo habitual desde Navidad, con una contundencia asustante. Es normal que al equipo le haya costado competir en Liga Femenina en su debut, pero en las últimas semanas el equipo ni se ha presentado en muchos partidos y eso sí que no es pertinente.
Y es que Osés se ha encontrado con una de las Ligas Femeninas más competidas de los últimos años y eso para un debutante lo complica todo. Por eso la primera parte de la temporada de las navarras fue lógica, peleada, con algunos buenos resultados y otros no tantos. Pero todo dentro de una normalidad. El problema ha venido después, en estos últimos meses. Desde aquel tiro de Lahtinen contra Jairis el equipo se ha hundido de una forma que solo pueden explicar desde dentro.
Es algo que se vio en Zaragoza. Un equipo con Pueyo, Ortiz y compañía es superior a Osés, pero que, como ya pasó en Valencia o en otros partidos, ganen andando desde el primer minuto del partido es algo complicado de digerir. Antes de llegar al descanso la diferencia entre ambos equipos rondaban los 30 puntos, triplicando la distancia entre un equipo y otro. La diferencia de plantilla no es tan abismal.
Un equipo que se mostraba tan netamente inferior en lo físico, pero también en los táctico, sin apenas recursos más allá de los individuales. Tal es la merma moral navarra que los propios aficionados del Casademont, de los más entendidos en el mundillo del basket, despidieron en el entre tiempo a las azules con aplausos empáticos. Un 47-17 al descanso lo dejaba todo claro.
Sin historia
La segunda parte, como ha pasado de unos meses a esta parte, sirvió para poco y con el único deseo que los minutos transcurriesen sin lesiones. Al final, tras 20 minutos sin historia alguna, 84-37.
Seguramente Osés ha tenido los aciertos y errores que ellos mismos valorarán, pero la imagen del equipo en estos cinco partidos que restan debería de ser diferente por todos los implicados en la pista. Ahora hay parón por la Copa, buen momento para reflexionar. El descenso era una posibilidad normal, pero así no. No es el qué, es el cómo.