El Castillo de Gorraiz Valle de Egües firmó una victoria de enorme mérito en Gijón (95-98) en un partido marcado por la adversidad y la capacidad de reacción colectiva. El gran nombre propio fue James Potier, decisivo de principio a fin, liderando al equipo con 27 puntos y 33 de valoración, asumiendo responsabilidades en los momentos calientes y sosteniendo al grupo cuando más lo necesitaba.

El encuentro cambió radicalmente tras la lesión de Amado (sumado a la baja de Yárnoz por enfermedad), un contratiempo que coincidió con el peor momento visitante: el Castillo pasó de mandar por 19 puntos a verse 10 abajo, encajando un parcial que parecía poner el partido cuesta arriba. Lejos de venirse abajo, el equipo supo reagruparse y responder desde la solidez defensiva.

Ahí emergió la figura de DJ Baptiste, clave atrás, marcando el tono defensivo y contagiando energía al resto con tres tapones en dos acciones (a cada cual más bestia que el anterior). Desde esa intensidad, el Castillo recuperó sensaciones, ajustó líneas y encontró de nuevo fluidez ofensiva, con Potier como referencia y el apoyo de un bloque que creyó hasta el final.

La reacción fue total: carácter, defensa y acierto para darle la vuelta al marcador y cerrar un triunfo que vale mucho más que dos puntos. Una victoria que refuerza al equipo y demuestra que, incluso en los momentos más difíciles, el Castillo de Gorraiz Valle de Egües sabe competir y ganar como colectivo. Además, pega un salto en la clasificación y sale no solo del descenso, sino también de la zona de play out, haciendo sonreír a los azules.