El 28 de mayo de 1983, Anaitasuna jugó en Málaga su último partido en División de Honor. Un equipo descendido varias jornadas atrás se despedía de la categoría con un triste 30-12. Hoy, 28 años y pico después, Helvetia Anaitasuna regresa a la máxima categoría para iniciar la que será su 16ª temporada en la elite del balonmano masculino.

El equipo blanquiverde se asomó por primera vez a esas alturas de la mano del doctor Jesús Mari López Sanz, introductor del balonmano en Navarra, que estudió Medicina en Zaragoza y se especializó en Pediatría en Madrid, donde descubrió este deporte y se lo trajo a Pamplona.

A sus órdenes, Anaitasuna fue logrando ascensos hasta plantarse en División de Honor en 1967, un logro histórico para una población de apenas 100.000 habitantes y en una categoría que apenas tenía doce equipos.

En la eliminatoria decisiva, el Obras del Puerto de Alicante ganó el partido de ida por 15-10, pero Anaita ganó en la vuelta en el Ruiz de Alda (actual Larrabide) por 20-12, con un equipo formado por Hualde, Baquedano, Ortigosa, Poli Zabalza, Aldaz, Mintxo y Tito Ibarrola, Lecumberri y Hermoso de Mendoza.

Esa primera etapa en la máxima categoría fue la era dorada de Anaitasuna: once temporadas consecutivas, con los hitos de un quinto (1969/70) y dos sextos puestos (1971/72 y 1975/76).

Es también la época en la que se inaugura el pabellón Anaitasuna (20 de junio de 1971), que registrará llenos en la grada en muchos encuentros, especialmente en los derbis con el San Antonio, cuya primera etapa en División de Honor va de 1973 a 1980, o en el único año en el que Anaita coincidió en la máxima categoría con el Beti Onak (1979/80).

Con un planteamiento prácticamente amateur, Anaitasuna va perdiendo competitividad según avanzan los años 70, y en la campaña 1977/78 desciende a Primera Nacional.

Pero el paréntesis va a ser corto, porque en la siguiente campaña, de la mano de Miguel Chivite, exjugador del Beti Onak, Anaitasuna vuelve a División de Honor. No lo consigue en la promoción de ascenso, sino por renuncia del Seat.

Por tanto, comienza en 1979 la segunda etapa de Anaita en la máxima categoría, mucho menos fructífera que la primera. La División de Honor ya es una categoría totalmente profesionalizada y el equipo blanquiverde apenas consigue ser décimo en tres temporadas consecutivas y 14º y último en la de su adiós a la categoría en la campaña 1982/83, en una campaña en la que la ausencia de patrocinador impide mantener el nivel para luchar por la permanencia.

En esas quince temporadas en División de Honor, Anaita tuvo cuatro entrenadores: Jesús Mari López Sanz (1967-1969 y 1975-1977), Ángel Hermoso de Mendoza (1969-1975), Miguel Chivite (1979-1981) y Sebastián Jáuregui (1981-1983).

Desde entonces, ha estado siempre en la segunda categoría -denominada sucesivamente Primera Nacional, Primera División y División de Honor B-, jugando a menudo fases de ascenso pero sin lograrlo en 28 años, hasta que la renuncia en cascada de Arrate, Alcobendas y Toledo le ha dado derecho a afrontar su tercera etapa en la categoría y su 16ª temporada en la misma.