Ella misma se define como “cabezona” y sin duda es un término que casa muy bien con Silvia Ederra. La pivote navarra, de 41 años, ha vuelto de nuevo a las pistas, a jugar con su equipo, el Grafometal Sporting La Rioja, después de superar un tumor en el ovario. En agosto pasaba por el quirófano y la semana pasada ya estaba jugando en la Copa de la Reina contra el Oviedo y también en la Liga frente al Gijón. La estellesa, uno de los máximos exponentes del balonmano, que ha jugado en equipos como el Itxako o el Bera Bera, que tiene 13 títulos a sus espaldas y ha sido internacional absoluta, ya sufrió en 2011 un grave accidente de tráfico que no le impidió seguir disfrutando del deporte que ama. Ahora reconoce que el golpe ha sido “duro”, pero ante todo se siente “una privilegiada”, puesto que ha salido todo bien.

¿Cómo se encuentra?

La verdad es que muy bien, después de todo lo que he pasado. Han sido unos meses durillos, pero he tenido una recuperación bastante sorprendente. No sé si es porque llevo haciendo deporte mucho tiempo o por lo cabezona que soy. Me operaron el 19 de agosto y de normal la gente está entre una o tres semanas ingresada, pero yo para el tercer día ya estaba bailando en la habitación y me dijo el médico ‘vete para tu casa, que aquí no pintas nada’ (se ríe). La idea era quizás volver después del parón, hacia el primer partido, el 21 de diciembre, pero dije que prefería regresar antes para sentirme una persona sana y saludable. Y así ha sido.

¿Cuáles fueron sus sensaciones cuando jugó los primeros minutos en el partido de Copa?

No sabría decirlo. Llevaba ya un mes trabajando duro, desde que me dieron el alta médica, el 20 de septiembre. Me iba a incorporar poco a poco con el equipo y decidí hacerlo al cien por cien. No quería estar pensando en lo que he tenido. En el encuentro de Copa el entrenador me dijo que, si podía, me iba a dar algún minuto, con precaución, aunque luego se puso el partido en contra y al final jugué unos 45. Pero las sensaciones fueron satisfactorias. Ya no era sólo volver a jugar al balonmano, que también, sino el hecho de sentirme una persona sana como hasta ahora.

Una noticia así tambalea la vida de cualquiera...

Llevaba un tiempo que me sentía rara, tenía como una sensación de gases en la parte baja del estómago, notaba un poco abultado, pero pensaba que era de las digestiones o de la tensión del trabajo. Mi hermana y mis padres me dijeron que fuera a urgencias, algo que yo no quería. Estaba esperando a que me llamaran de la revisión anual de ginecología, la rutinaria. Al final fui a urgencias de ginecología y más vale, porque todavía estaría en el proceso. Me dijeron que tenía un quiste en el ovario, grande, que había que quitarlo y que me iban a hacer análisis de marcadores cancerígenos. Ahí es cuando empieza mi mundo a tambalearse. Aún no soy consciente de todo lo que he pasado. Parece que todavía tengo el susto en el cuerpo.

"Ya no era sólo volver a jugar al balonmano, que también, sino el hecho de sentirme una persona sana como hasta ahora"

Un susto que ya ha pasado y, afortunadamente, ya está de vuelta. Silvia Ederra no sabe vivir sin el balonmano.

Y el balonmano no sabe vivir sin mí (se ríe a carcajadas). Es broma. Como he dicho, no sólo era jugar al balonmano, sino también sentirme sana. Es cierto que yo no he tenido unos síntomas duros ni lo he pasado muy mal físicamente, pero ha sido un palo duro. Me siento una privilegiada, porque al final he tenido suerte, me han limpiado bien y no me han tenido que dar un tratamiento adicional. Pero hay gente que no tiene tanta suerte (se emociona). Es duro, pero soy una privilegiada.

Vuelve a jugar en un momento en el que su equipo, el Grafometal La Rioja, está completando muy buena temporada.

Sí. Yo creo que al principio nadie apostaba por nosotras. Pensaban que iba a pasar como el primer año que ascendimos, que íbamos a ser un equipo ascensor, que conforme subimos, bajamos. Pero creo que se han hecho bien las cosas, se ha mantenido bastante el bloque, acompañado por incorporaciones que aportan un punto más de calidad, y tenemos ya el grupo muy hecho y una piña en el vestuario. Se está notando. Ha sido muy fácil adaptar a las cinco fichajes, hemos ido a hacer nuestro juego y la gente se está sorprendiendo, pero estamos recogiendo los frutos del trabajo que llevamos ya haciendo los dos años anteriores.

¿Tiene ya apuntada en el calendario la jornada 12, hacia el 11 de enero, contra el Replasa Beti Onak?

Sinceramente, tenía apuntados más los tres partidos antes del parón, ya que soy cabezona... Gijón, Morvedre este domingo y Zuazo. Sí que es verdad que antes de que pasara todo esto ya me había mirado la jornada contra el Beti, porque es una pista en la que me encanta jugar desde pequeña, y creo que ahí también me quieren. Es el derbi, el clásico para mí.

¿Cómo le está viendo a las navarras?

Cuando subieron fueron la sensación, como quizás estamos siendo nosotras ahora. Cuando vi que sacaban puntos al inicio de aquella temporada me alegré mucho, porque yo soy la primera que quiere que haya un equipo navarro en la máxima categoría. Y están manteniendo muy bien la dinámica. Hacen fichajes, cambios de jugadoras, pero Miguel Etxeberria tiene las cosas muy claras y sabe hacer jugar a su equipo. Están haciendo las cosas muy bien, ahora se encuentran en lo alto de la tabla, pero creo que pueden aspirar a más y, por qué no, dar una sorpresa y estar entre los tres primeros.

Antes, como ha dicho, se enfrenta este domingo al Morvedre del también navarro Manu Etayo, su exentrenador. Un encuentro muy emocional.

Sí. Se junta la recuperación, jugar ahora ante el Morvedre, que también ha ascendido, y hacerlo contra Manu. Sí que hay un componente emocional y deportivo. Queremos llevarnos los dos puntos, ellas también querrán, pero tenemos que ir a por todas, ir pasito a pasito, salir de la zona de play down y lograr más tranquilidad. Sería un plus al primer objetivo que nos habíamos puesto, la permanencia, aunque ahora hay que ser un poco más ambiciosas y mirar un poco más hacia arriba.