Las 'Guerreras' se despiden del Europeo

La selección española de balonmano no pudo lograr el punto que necesitaba y cayó eliminada del Europeo de Austria, Hungría y Suiza, tras perder este lunes por 26-23 ante Polonia, en un encuentro en el que las nuevas y renovadas Guerreras fueron víctimas de sus propios errores

Tal y como reflejaron las hasta 17 pérdidas de balón que contabilizaron las internacionales españolas que acusaron, y de qué manera, la falta de experiencia internacional de un grupo, que afrontaba este campeonato con hasta ocho debutantes en una gran cita internacional, entre ellas la navarra Lyndie Tchaptchet.

Un desenlace que pocos hubieran podido imaginar tras la convincente puesta en escena del combinado español que en apenas tres minutos ya contabilizaba tres recuperaciones de balón, que permitieron a las de Ambros Martín situarse con una renta de dos goles (1-3) en el marcador.

Circunstancia que obligó a reaccionar al seleccionador polaco, el noruego Arne Senstad, que no dudó en recurrir a un ataque con siete jugadoras de campo, que no tardó en atragantarse al equipo español.

Obligadas a defender continuamente en inferioridad numérica, las de Ambros Martín nunca fueron incapaces de ajustar en ningún momento su entramado defensivo.

Cuando las Guerreras salieron a buscar a las lanzadoras, el equipo polaco hizo llegar con facilidad el balón a las extremos Magda Balsam y Daria Michalak, autoras de tres tantos cada uno, mientras que cuando se refugiaron en los seis metros fueron castigadas por los lanzamientos lejanos de Monika Kobylinska.

Goles y más goles que privaron al equipo español de la posibilidad de correr, el hábitat donde mejor se mueve, lo que condenó a las de Ambros a verse obligadas a tener que atacar en estático.

Todo y problema para el equipo español que faltó de los goles de Danila So Delgado, que falló los tres lanzamientos que intentó, se enredó en un sinfín de pérdidas de balón.

Continuos errores que condenaron a España a verse a falta de menos de tres minutos para la conclusión del primer tiempo con una más que inquietante desventaja de cuatro goles (13-9), que no fueron más por el empeño de las jugadoras polacas en rifar más de lo necesario el balón.

Un oscuro panorama que se aclaró un poco con la doble superioridad numérica que las Guerreras gozaron en los instantes finales del primer período, tras la tarjeta roja directa que vio Paulina Uscinowicz por golpear el rostro de Ester Somaza y un error en el cambio de Aleksandra Olek.

El seleccionador, Ambros Martín, durante el encuentro. Marcin Bielecki

Sanciones que permitieron a España reducir al llegar el descanso a tan sólo dos tantos (14-12), una desventaja que las de Ambros tuvieron la posibilidad de enjugarse completamente al inicio del segundo período con la nueva exclusión sufrida por el conjunto polaco.

Pero entonces los nervios y la falta de experiencia hicieron mella en el renovado equipo español, que afronta este Europeo con hasta ocho debutantes en una gran competición internacional.

Precipitaciones que se tradujeron en evitables e inoportunas pérdidas de balón que Polonia castigó con los latigazos de la lateral Aleksandra Rosiak que situaron a España al borde del abismo (20-14) a falta de 18 minutos para la conclusión.

Un marcador que obligaba a las Guerreras, si no querían despedirse a las primeras de cambio del torneo. Reacción que, vistas las dificultades ofensivas del conjunto español, sólo podía llegar desde la defensa.

Tarea a la que España se aplicó con denuedo en los siguientes minutos en los que las de Ambros Martín cortocircuitaron por completo el ataque polaco, que encadenó casi nueve minutos sin marcar, lo que permitió a la selección reducir su desventaja a la mitad (20-17).

Sin embargo, cuando las opciones de remontada parecían más claras, las imprecisiones volvieron a condenar al equipo español que, ni con una triple superioridad numérica, logró cuestionar realmente el triunfo polaco.

Y eso que en un alarde de carácter las Guerreras llegaron a situarse a tan sólo dos goles (25-23) a poco más de minuto y medio para el final, una última oportunidad que, como todas las anteriores, se diluyó, como no, por una nueva e inoportuna pérdida de balón.